martes, 29 de noviembre de 2011

José Luis Sampedro, Premio Nacional de las Letras



El escritor José Luis Sampedro / Archivo

Aprendiz eterno

'Cuarteto para un solista', última cita de Sampedro con la imprenta es un repaso a su peripecia vital e intelectual de la mano de un viejo profesor que, internado en un sanatorio, comparte sus preocupaciones sobre el devenir del género humano con los cuatro elementos: agua, tierra, fuego y aire.

Optimista a pesar de todo, plantea Sampedro "la obligación y el deber de vivir la vida". "Toda mi vida he sido un aprendiz de mí mismo. Tenemos el derecho de vivir la vida, pero también el deber de hacerlo, y esto no es insolidario" reivindicó poco antes junto a su amigo Hessel. "Esa vida debe contribuir a que todos pensemos por nuestra cuenta, que es lo que nos llevará a un grado más importante de libertad, con la igualdad y la fraternidad que reclamaban los revolucionarios franceses. Nos hará más fuertes a todos" apuntó lamentando cómo, "en los últimos 2000 años no hemos sido capaces de aprender a vivir en paz: hemos desarrollado la técnica y la competitividad, pero hemos sido incapaces de progresar en convivencia y armonía".

"Lo que me perturba de la vida actual es que el hombre no está completamente humanizado ni civilizado", asegura este lúcido testigo del siglo XX para quien la cultura occidental "está en ruinas". Un Sampedro que ve en una derruida Europa "un casino de intereses" y que reclama "un desarrollo equitativo y equilibrado capaz de frenar las desigualdades", convencido de que "la vida no es producir y consumir, y sí crear y recrear".

"En nuestro mundo solo queda un ideal: el dinero. Pero puede haber un desarrollo más equitativo, donde se pueda repartir la riqueza", lamenta.

Un gran escritor, un referente moral, una excepcional persona y un lúcido y crítico testigo de su tiempo, José Luis Sampedro (Barcelona, 1917) recibió el martes uno de los grandes premios de la literatura en español, el Nacional de las Letras que, dotado con 40.000 euros, concede anualmente el ministerio de Cultura. Es el segundo en el escalafón instituional tras el Cervantes y reconoce "la trayectoria de un autor y de su obra, escrita en cualquiera de las lenguas oficiales del Estado", un reconocimiento en el que Sampedro sucede al catalán Josep Maria Castellet.

Se distingue con este premio la impecable trayectoria de este narrador de largo aliento, académico, novelista y ensayista por pasión, economista a la contra por convicción, comprometido con la palabra y con la vida, cuyo empeño primordial ha sido y es "ser buena persona".

Ha alumbrado Sampedro la poderosa obra que ahora se premia a caballo entre dos ámbitos, desarrollada al margen de las corrientes literarias y de la ortodoxia económica, marcada por su afán de contribuir desde la educación, la cultura y la transmisión del saber económico a la consecución de un mundo mejor.

A punto de cumplir 95 años, Sampedro recibía con una mezcla de extrañeza, alegría y agradecimiento la noticia del galardón. Así lo trasmitió su esposa, Olga Lucas, que lo acompañaba en la cala de Mijas, en Málaga, donde la pareja acostumbra a pasar el invierno y donde recibió la llamada del ministerio.

Lucas ejercía de portavoz de Sampedro , aquejado de una fuerte sordera, para transmitir cómo su esposo "ha recibido el premio con la alegría y el agradecimiento que trasmitió a la ministra Ángeles González-Sinde , pero no sin cierta extrañeza". "No es muy habitual que reciba premios institucionales" destacaba la poeta, traductora y escritora con la que Sampedro ha escrito al alimón el último de sus libros, 'Cuarteto para un solista', de nuevo todo un canto a la vida y al compromiso.

Economista, escritor, catedrático de Estructura Económica, ex senador por designación real y titular del sillón F de de la Real Academia Española desde 1990, Sampedro ha desarrollado una intensa labor como profesor, humanista y novelista que lo avala como uno de los más importantes escritores vivos en lengua castellana, y una referencia intelectual y moral de primer orden en la España de la segunda mitad del siglo XX.

Polifacético en su vida profesional y literaria, ha conciliado siempre el desempeño de altas responsabilidades administrativas y académicas en el área económica con una producción literaria reconocida y muy traducida que le ha granjeado el favor del gran público y el reconocimiento y el respeto de la crítica.

Combativo

El firme compromiso y su concepción humanista del mundo, proyectada en la economía, la vida y la literatura, alientan lo más destacado de una producción literaria en la que destacan obras clave de nuestra narrativa contemporánea. Su tardía, más que ambiciosa y reconocida novela 'Octubre, octubre' (1981) abría una lista con títulos decisivos como 'La sonrisa etrusca' (1985) 'La vieja sirena' (1990), 'Real Sitio' (1993), 'El amante lesbiano' (2000), 'Escribir es vivir' (2003), 'La senda del drago' (2006) o 'La ciencia y la vida' (2008).

Su combativo pensamiento económico se proyecta sobre la naturaleza social de la actividad económica y sus efectos sobre la realidad social.

Aboga Sampedro por una economía más humana y solidaria, "capaz de contribuir al desarrollo de la dignidad de los pueblos". Volvía a evidenciarlo hace poco, al ponerse sin paliativos del lado de los indignados del 15-M en los que vio "una clara manifestación de los jóvenes que quieren un mundo y no el capitalismo agotado". "El sistema está roto y perdido, por eso tenéis futuro" les dijo.

Entre sus ensayos y obras económicas destacan 'Principios prácticos de localización industrial'(1957), 'Realidad económica y análisis estructural' (1959), 'Las fuerzas de nuestro tiempo' (1967), 'Conciencia del subdesarrollo' (1973), 'Inflación: una versión completa' (1976), 'El mercado y la globalización' (2002). 'Sobre política, mercado y convivencia' (2006), y 'Economía humanista. Algo más que cifras' (2009).

Embajador en España de Setèphane Hessel y su opúsculo '`Indignaos!' José Luis Sampedro se mostró más ambicioso y pesimista que su colega francés en su reivindicación del pensamiento crítico. "La situación no es de crisis financiera, sino de crisis de un sistema, por fortuna, en decadencia", dijo. Denunció cómo el poder financiero "sigue en manos de los mismos bancos que provocaron la crisis" y cómo "han salido de la crisis con más beneficios, sin condenar los paraísos fiscales ni las agencias y técnicos que deciden quién es solvente y quién no". "El dinero es el dios de una civilización que, como advirtió Marx, convierte todo en mercancía" denunció.


No hay comentarios: