4ºESO

  CURSO 2014-15

 Analiza las siguientes oraciones simples:
1. Los alumnos regalaron a su profesor un ramo de flores el día de su santo.
2. Había mucha gente en la estación.
3. La canción ha sido grabada en unos estudios londinenses.
4. Aquella noche nos acordamos mucho de ti.
5. ¡Estoy solo!
6. Llueve a cántaros.
7. Los dos amigos se saludaron afectuosamente.
8. Dale mi encargo a tu padre.
9. Aquella noche en el parque los jóvenes espectadores escuchaban maravillados en sus
asientos las canciones de su grupo favorito.
10. Se venden dos apartamentos
.



 RECURSOS LITERARIOS

Aquí os dejo un enlace para consultar o repasar las principales figuras literarias:

Figuras literarias

29/09/2014

Aquí os dejo el cuento de Poe El gato negro, leedlo y haced el resumen. Lo veremos el próximo día.


                 El gato negro
           [Cuento. Texto completo.]
                              Edgar Allan Poe



No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. Mañana voy a morir y quisiera aliviar hoy mi alma. Mi propósito inmediato consiste en poner de manifiesto, simple, sucintamente y sin comentarios, una serie de episodios domésticos. Las consecuencias de esos episodios me han aterrorizado, me han torturado y, por fin, me han destruido. Pero no intentaré explicarlos. Si para mí han sido horribles, para otros resultarán menos espantosos que barrocos. Más adelante, tal vez, aparecerá alguien cuya inteligencia reduzca mis fantasmas a lugares comunes; una inteligencia más serena, más lógica y mucho menos excitable que la mía, capaz de ver en las circunstancias que temerosamente describiré, una vulgar sucesión de causas y efectos naturales. Desde la infancia me destaqué por la docilidad y bondad de mi carácter. La ternura que abrigaba mi corazón era tan grande que llegaba a convertirme en objeto de burla para mis compañeros. Me gustaban especialmente los animales, y mis padres me permitían tener una gran variedad. Pasaba a su lado la mayor parte del tiempo, y jamás me sentía más feliz que cuando les daba de comer y los acariciaba. Este rasgo de mi carácter creció conmigo y, cuando llegué a la virilidad, se convirtió en una de mis principales fuentes de placer. Aquellos que alguna vez han experimentado cariño hacia un perro fiel y sagaz no necesitan que me moleste en explicarles la naturaleza o la intensidad de la retribución que recibía. Hay algo en el generoso y abnegado amor de un animal que llega directamente al corazón de aquel que con frecuencia ha probado la falsa amistad y la frágil fidelidad del hombre.
Me casé joven y tuve la alegría de que mi esposa compartiera mis preferencias. Al observar mi gusto por los animales domésticos, no perdía oportunidad de procurarme los más agradables de entre ellos. Teníamos pájaros, peces de colores, un hermoso perro, conejos, un monito y un gato.
Este último era un animal de notable tamaño y hermosura, completamente negro y de una sagacidad asombrosa. Al referirse a su inteligencia, mi mujer, que en el fondo era no poco supersticiosa, aludía con frecuencia a la antigua creencia popular de que todos los gatos negros son brujas metamorfoseadas. No quiero decir que lo creyera seriamente, y sólo menciono la cosa porque acabo de recordarla.
Plutón -tal era el nombre del gato- se había convertido en mi favorito y mi camarada. Sólo yo le daba de comer y él me seguía por todas partes en casa. Me costaba mucho impedir que anduviera tras de mí en la calle.
Nuestra amistad duró así varios años, en el curso de los cuales (enrojezco al confesarlo) mi temperamento y mi carácter se alteraron radicalmente por culpa del demonio. Intemperancia. Día a día me fui volviendo más melancólico, irritable e indiferente hacia los sentimientos ajenos. Llegué, incluso, a hablar descomedidamente a mi mujer y terminé por infligirle violencias personales. Mis favoritos, claro está, sintieron igualmente el cambio de mi carácter. No sólo los descuidaba, sino que llegué a hacerles daño. Hacia Plutón, sin embargo, conservé suficiente consideración como para abstenerme de maltratarlo, cosa que hacía con los conejos, el mono y hasta el perro cuando, por casualidad o movidos por el afecto, se cruzaban en mi camino. Mi enfermedad, empero, se agravaba -pues, ¿qué enfermedad es comparable al alcohol?-, y finalmente el mismo Plutón, que ya estaba viejo y, por tanto, algo enojadizo, empezó a sufrir las consecuencias de mi mal humor.
Una noche en que volvía a casa completamente embriagado, después de una de mis correrías por la ciudad, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo alcé en brazos, pero, asustado por mi violencia, me mordió ligeramente en la mano. Al punto se apoderó de mí una furia demoníaca y ya no supe lo que hacía. Fue como si la raíz de mi alma se separara de golpe de mi cuerpo; una maldad más que diabólica, alimentada por la ginebra, estremeció cada fibra de mi ser. Sacando del bolsillo del chaleco un cortaplumas, lo abrí mientras sujetaba al pobre animal por el pescuezo y, deliberadamente, le hice saltar un ojo. Enrojezco, me abraso, tiemblo mientras escribo tan condenable atrocidad.
Cuando la razón retornó con la mañana, cuando hube disipado en el sueño los vapores de la orgía nocturna, sentí que el horror se mezclaba con el remordimiento ante el crimen cometido; pero mi sentimiento era débil y ambiguo, no alcanzaba a interesar al alma. Una vez más me hundí en los excesos y muy pronto ahogué en vino los recuerdos de lo sucedido.
El gato, entretanto, mejoraba poco a poco. Cierto que la órbita donde faltaba el ojo presentaba un horrible aspecto, pero el animal no parecía sufrir ya. Se paseaba, como de costumbre, por la casa, aunque, como es de imaginar, huía aterrorizado al verme. Me quedaba aún bastante de mi antigua manera de ser para sentirme agraviado por la evidente antipatía de un animal que alguna vez me había querido tanto. Pero ese sentimiento no tardó en ceder paso a la irritación. Y entonces, para mi caída final e irrevocable, se presentó el espíritu de la perversidad. La filosofía no tiene en cuenta a este espíritu; y, sin embargo, tan seguro estoy de que mi alma existe como de que la perversidad es uno de los impulsos primordiales del corazón humano, una de las facultades primarias indivisibles, uno de esos sentimientos que dirigen el carácter del hombre. ¿Quién no se ha sorprendido a sí mismo cien veces en momentos en que cometía una acción tonta o malvada por la simple razón de que no debía cometerla? ¿No hay en nosotros una tendencia permanente, que enfrenta descaradamente al buen sentido, una tendencia a transgredir lo que constituye la Ley por el solo hecho de serlo? Este espíritu de perversidad se presentó, como he dicho, en mi caída final. Y el insondable anhelo que tenía mi alma de vejarse a sí misma, de violentar su propia naturaleza, de hacer mal por el mal mismo, me incitó a continuar y, finalmente, a consumar el suplicio que había infligido a la inocente bestia. Una mañana, obrando a sangre fría, le pasé un lazo por el pescuezo y lo ahorqué en la rama de un árbol; lo ahorqué mientras las lágrimas manaban de mis ojos y el más amargo remordimiento me apretaba el corazón; lo ahorqué porque recordaba que me había querido y porque estaba seguro de que no me había dado motivo para matarlo; lo ahorqué porque sabía que, al hacerlo, cometía un pecado, un pecado mortal que comprometería mi alma hasta llevarla -si ello fuera posible- más allá del alcance de la infinita misericordia del Dios más misericordioso y más terrible.
La noche de aquel mismo día en que cometí tan cruel acción me despertaron gritos de: "¡Incendio!" Las cortinas de mi cama eran una llama viva y toda la casa estaba ardiendo. Con gran dificultad pudimos escapar de la conflagración mi mujer, un sirviente y yo. Todo quedó destruido. Mis bienes terrenales se perdieron y desde ese momento tuve que resignarme a la desesperanza.
No incurriré en la debilidad de establecer una relación de causa y efecto entre el desastre y mi criminal acción. Pero estoy detallando una cadena de hechos y no quiero dejar ningún eslabón incompleto. Al día siguiente del incendio acudí a visitar las ruinas. Salvo una, las paredes se habían desplomado. La que quedaba en pie era un tabique divisorio de poco espesor, situado en el centro de la casa, y contra el cual se apoyaba antes la cabecera de mi lecho. El enlucido había quedado a salvo de la acción del fuego, cosa que atribuí a su reciente aplicación. Una densa muchedumbre habíase reunido frente a la pared y varias personas parecían examinar parte de la misma con gran atención y detalle. Las palabras "¡extraño!, ¡curioso!" y otras similares excitaron mi curiosidad. Al aproximarme vi que en la blanca superficie, grabada como un bajorrelieve, aparecía la imagen de un gigantesco gato. El contorno tenía una nitidez verdaderamente maravillosa. Había una soga alrededor del pescuezo del animal.
Al descubrir esta aparición -ya que no podía considerarla otra cosa- me sentí dominado por el asombro y el terror. Pero la reflexión vino luego en mi ayuda. Recordé que había ahorcado al gato en un jardín contiguo a la casa. Al producirse la alarma del incendio, la multitud había invadido inmediatamente el jardín: alguien debió de cortar la soga y tirar al gato en mi habitación por la ventana abierta. Sin duda, habían tratado de despertarme en esa forma. Probablemente la caída de las paredes comprimió a la víctima de mi crueldad contra el enlucido recién aplicado, cuya cal, junto con la acción de las llamas y el amoniaco del cadáver, produjo la imagen que acababa de ver.
Si bien en esta forma quedó satisfecha mi razón, ya que no mi conciencia, sobre el extraño episodio, lo ocurrido impresionó profundamente mi imaginación. Durante muchos meses no pude librarme del fantasma del gato, y en todo ese tiempo dominó mi espíritu un sentimiento informe que se parecía, sin serlo, al remordimiento. Llegué al punto de lamentar la pérdida del animal y buscar, en los viles antros que habitualmente frecuentaba, algún otro de la misma especie y apariencia que pudiera ocupar su lugar.
Una noche en que, borracho a medias, me hallaba en una taberna más que infame, reclamó mi atención algo negro posado sobre uno de los enormes toneles de ginebra que constituían el principal moblaje del lugar. Durante algunos minutos había estado mirando dicho tonel y me sorprendió no haber advertido antes la presencia de la mancha negra en lo alto. Me aproximé y la toqué con la mano. Era un gato negro muy grande, tan grande como Plutón y absolutamente igual a éste, salvo un detalle. Plutón no tenía el menor pelo blanco en el cuerpo, mientras este gato mostraba una vasta aunque indefinida mancha blanca que le cubría casi todo el pecho.
Al sentirse acariciado se enderezó prontamente, ronroneando con fuerza, se frotó contra mi mano y pareció encantado de mis atenciones. Acababa, pues, de encontrar el animal que precisamente andaba buscando. De inmediato, propuse su compra al tabernero, pero me contestó que el animal no era suyo y que jamás lo había visto antes ni sabía nada de él.
Continué acariciando al gato y, cuando me disponía a volver a casa, el animal pareció dispuesto a acompañarme. Le permití que lo hiciera, deteniéndome una y otra vez para inclinarme y acariciarlo. Cuando estuvo en casa, se acostumbró a ella de inmediato y se convirtió en el gran favorito de mi mujer.
Por mi parte, pronto sentí nacer en mí una antipatía hacia aquel animal. Era exactamente lo contrario de lo que había anticipado, pero -sin que pueda decir cómo ni por qué- su marcado cariño por mí me disgustaba y me fatigaba. Gradualmente, el sentimiento de disgusto y fatiga creció hasta alcanzar la amargura del odio. Evitaba encontrarme con el animal; un resto de vergüenza y el recuerdo de mi crueldad de antaño me vedaban maltratarlo. Durante algunas semanas me abstuve de pegarle o de hacerlo víctima de cualquier violencia; pero gradualmente -muy gradualmente- llegué a mirarlo con inexpresable odio y a huir en silencio de su detestable presencia, como si fuera una emanación de la peste.
Lo que, sin duda, contribuyó a aumentar mi odio fue descubrir, a la mañana siguiente de haberlo traído a casa, que aquel gato, igual que Plutón, era tuerto. Esta circunstancia fue precisamente la que lo hizo más grato a mi mujer, quien, como ya dije, poseía en alto grado esos sentimientos humanitarios que alguna vez habían sido mi rasgo distintivo y la fuente de mis placeres más simples y más puros.
El cariño del gato por mí parecía aumentar en el mismo grado que mi aversión. Seguía mis pasos con una pertinencia que me costaría hacer entender al lector. Dondequiera que me sentara venía a ovillarse bajo mi silla o saltaba a mis rodillas, prodigándome sus odiosas caricias. Si echaba a caminar, se metía entre mis pies, amenazando con hacerme caer, o bien clavaba sus largas y afiladas uñas en mis ropas, para poder trepar hasta mi pecho. En esos momentos, aunque ansiaba aniquilarlo de un solo golpe, me sentía paralizado por el recuerdo de mi primer crimen, pero sobre todo -quiero confesarlo ahora mismo- por un espantoso temor al animal.
Aquel temor no era precisamente miedo de un mal físico y, sin embargo, me sería imposible definirlo de otra manera. Me siento casi avergonzado de reconocer, sí, aún en esta celda de criminales me siento casi avergonzado de reconocer que el terror, el espanto que aquel animal me inspiraba, era intensificado por una de las más insensatas quimeras que sería dado concebir. Más de una vez mi mujer me había llamado la atención sobre la forma de la mancha blanca de la cual ya he hablado, y que constituía la única diferencia entre el extraño animal y el que yo había matado. El lector recordará que esta mancha, aunque grande, me había parecido al principio de forma indefinida; pero gradualmente, de manera tan imperceptible que mi razón luchó durante largo tiempo por rechazarla como fantástica, la mancha fue asumiendo un contorno de rigurosa precisión. Representaba ahora algo que me estremezco al nombrar, y por ello odiaba, temía y hubiera querido librarme del monstruo si hubiese sido capaz de atreverme; representaba, digo, la imagen de una cosa atroz, siniestra..., ¡la imagen del patíbulo! ¡Oh lúgubre y terrible máquina del horror y del crimen, de la agonía y de la muerte!
Me sentí entonces más miserable que todas las miserias humanas. ¡Pensar que una bestia, cuyo semejante había yo destruido desdeñosamente, una bestia era capaz de producir tan insoportable angustia en un hombre creado a imagen y semejanza de Dios! ¡Ay, ni de día ni de noche pude ya gozar de la bendición del reposo! De día, aquella criatura no me dejaba un instante solo; de noche, despertaba hora a hora de los más horrorosos sueños, para sentir el ardiente aliento de la cosa en mi rostro y su terrible peso -pesadilla encarnada de la que no me era posible desprenderme- apoyado eternamente sobre mi corazón.
Bajo el agobio de tormentos semejantes, sucumbió en mí lo poco que me quedaba de bueno. Sólo los malos pensamientos disfrutaban ya de mi intimidad; los más tenebrosos, los más perversos pensamientos. La melancolía habitual de mi humor creció hasta convertirse en aborrecimiento de todo lo que me rodeaba y de la entera humanidad; y mi pobre mujer, que de nada se quejaba, llegó a ser la habitual y paciente víctima de los repentinos y frecuentes arrebatos de ciega cólera a que me abandonaba.
Cierto día, para cumplir una tarea doméstica, me acompañó al sótano de la vieja casa donde nuestra pobreza nos obligaba a vivir. El gato me siguió mientras bajaba la empinada escalera y estuvo a punto de tirarme cabeza abajo, lo cual me exasperó hasta la locura. Alzando un hacha y olvidando en mi rabia los pueriles temores que hasta entonces habían detenido mi mano, descargué un golpe que hubiera matado instantáneamente al animal de haberlo alcanzado. Pero la mano de mi mujer detuvo su trayectoria. Entonces, llevado por su intervención a una rabia más que demoníaca, me zafé de su abrazo y le hundí el hacha en la cabeza. Sin un solo quejido, cayó muerta a mis pies.
Cumplido este espantoso asesinato, me entregué al punto y con toda sangre fría a la tarea de ocultar el cadáver. Sabía que era imposible sacarlo de casa, tanto de día como de noche, sin correr el riesgo de que algún vecino me observara. Diversos proyectos cruzaron mi mente. Por un momento pensé en descuartizar el cuerpo y quemar los pedazos. Luego se me ocurrió cavar una tumba en el piso del sótano. Pensé también si no convenía arrojar el cuerpo al pozo del patio o meterlo en un cajón, como si se tratara de una mercadería común, y llamar a un mozo de cordel para que lo retirara de casa. Pero, al fin, di con lo que me pareció el mejor expediente y decidí emparedar el cadáver en el sótano, tal como se dice que los monjes de la Edad Media emparedaban a sus víctimas.
El sótano se adaptaba bien a este propósito. Sus muros eran de material poco resistente y estaban recién revocados con un mortero ordinario, que la humedad de la atmósfera no había dejado endurecer. Además, en una de las paredes se veía la saliencia de una falsa chimenea, la cual había sido rellenada y tratada de manera semejante al resto del sótano. Sin lugar a dudas, sería muy fácil sacar los ladrillos en esa parte, introducir el cadáver y tapar el agujero como antes, de manera que ninguna mirada pudiese descubrir algo sospechoso.
No me equivocaba en mis cálculos. Fácilmente saqué los ladrillos con ayuda de una palanca y, luego de colocar cuidadosamente el cuerpo contra la pared interna, lo mantuve en esa posición mientras aplicaba de nuevo la mampostería en su forma original. Después de procurarme argamasa, arena y cerda, preparé un enlucido que no se distinguía del anterior y revoqué cuidadosamente el nuevo enladrillado. Concluida la tarea, me sentí seguro de que todo estaba bien. La pared no mostraba la menor señal de haber sido tocada. Había barrido hasta el menor fragmento de material suelto. Miré en torno, triunfante, y me dije: "Aquí, por lo menos, no he trabajado en vano".
Mi paso siguiente consistió en buscar a la bestia causante de tanta desgracia, pues al final me había decidido a matarla. Si en aquel momento el gato hubiera surgido ante mí, su destino habría quedado sellado, pero, por lo visto, el astuto animal, alarmado por la violencia de mi primer acceso de cólera, se cuidaba de aparecer mientras no cambiara mi humor. Imposible describir o imaginar el profundo, el maravilloso alivio que la ausencia de la detestada criatura trajo a mi pecho. No se presentó aquella noche, y así, por primera vez desde su llegada a la casa, pude dormir profunda y tranquilamente; sí, pude dormir, aun con el peso del crimen sobre mi alma.
Pasaron el segundo y el tercer día y mi atormentador no volvía. Una vez más respiré como un hombre libre. ¡Aterrado, el monstruo había huido de casa para siempre! ¡Ya no volvería a contemplarlo! Gozaba de una suprema felicidad, y la culpa de mi negra acción me preocupaba muy poco. Se practicaron algunas averiguaciones, a las que no me costó mucho responder. Incluso hubo una perquisición en la casa; pero, naturalmente, no se descubrió nada. Mi tranquilidad futura me parecía asegurada.
Al cuarto día del asesinato, un grupo de policías se presentó inesperadamente y procedió a una nueva y rigurosa inspección. Convencido de que mi escondrijo era impenetrable, no sentí la más leve inquietud. Los oficiales me pidieron que los acompañara en su examen. No dejaron hueco ni rincón sin revisar. Al final, por tercera o cuarta vez, bajaron al sótano. Los seguí sin que me temblara un solo músculo. Mi corazón latía tranquilamente, como el de aquel que duerme en la inocencia. Me paseé de un lado al otro del sótano. Había cruzado los brazos sobre el pecho y andaba tranquilamente de aquí para allá. Los policías estaban completamente satisfechos y se disponían a marcharse. La alegría de mi corazón era demasiado grande para reprimirla. Ardía en deseos de decirles, por lo menos, una palabra como prueba de triunfo y confirmar doblemente mi inocencia.
-Caballeros -dije, por fin, cuando el grupo subía la escalera-, me alegro mucho de haber disipado sus sospechas. Les deseo felicidad y un poco más de cortesía. Dicho sea de paso, caballeros, esta casa está muy bien construida... (En mi frenético deseo de decir alguna cosa con naturalidad, casi no me daba cuenta de mis palabras). Repito que es una casa de excelente construcción. Estas paredes... ¿ya se marchan ustedes, caballeros?... tienen una gran solidez.
Y entonces, arrastrado por mis propias bravatas, golpeé fuertemente con el bastón que llevaba en la mano sobre la pared del enladrillado tras de la cual se hallaba el cadáver de la esposa de mi corazón.
¡Que Dios me proteja y me libre de las garras del archidemonio! Apenas había cesado el eco de mis golpes cuando una voz respondió desde dentro de la tumba. Un quejido, sordo y entrecortado al comienzo, semejante al sollozar de un niño, que luego creció rápidamente hasta convertirse en un largo, agudo y continuo alarido, anormal, como inhumano, un aullido, un clamor de lamentación, mitad de horror, mitad de triunfo, como sólo puede haber brotado en el infierno de la garganta de los condenados en su agonía y de los demonios exultantes en la condenación.
Hablar de lo que pensé en ese momento sería locura. Presa de vértigo, fui tambaleándome hasta la pared opuesta. Por un instante el grupo de hombres en la escalera quedó paralizado por el terror. Luego, una docena de robustos brazos atacaron la pared, que cayó de una pieza. El cadáver, ya muy corrompido y manchado de sangre coagulada, apareció de pie ante los ojos de los espectadores. Sobre su cabeza, con la roja boca abierta y el único ojo como de fuego, estaba agazapada la horrible bestia cuya astucia me había inducido al asesinato y cuya voz delatadora me entregaba al verdugo. ¡Había emparedado al monstruo en la tumba!





 Acabamos de ver los textos expositivos y aquí tenemos un ejemplo. Vamos a trabajar sobre este texto expositivo analizando el tema, el resumen del mismo y la organización de las ideas.



Hacen falta cinco cumplidos

para resarcir un insulto



   Científicamente se ha demostrado que son necesarios cinco cum­plidos seguidos para borrar las huellas perversas de un insulto. Los que tienen la manía de con­tradecir siempre al que está de­lante no gozan de tiempo ma­terial para paliar el efecto perverso de su ánimo contradictor.

    ¿Cómo podemos aplicar en la vida cotidiana los resultados de este hallazgo experimental? Es evidente que los experimentos efectuados sobre los méritos relativos del cumplido pueden ayudar a mejorar la vida en común de las personas. O, simplemente, a poner fin a la ansiedad generada en el contexto de esa convivencia.

   La primera conclusión que se desprende de estos experimentos sería que, antes de decirle a alguien: “Te equivocas de cabo a rabo, como siempre”, habría que pensárselo dos veces.
   [...] El impacto del lenguaje es sorprendentemente duradero. [...] El poder de la palabra escrita en los humanos supera todo lo imaginable. [...] La palabra escrita —se empezó a practicar hace unos tres o cuatro mil años— y comportaba una dosis de compromiso que nunca tuvo la palabra hablada, aunque lo pretendía: “Te doy mi palabra”, se dice. [...]
    Lo que estamos descubriendo —ahora que científicos como el psicólogo  Richard Wiseman se adentran en ello— es lo que le pasa a la gente por dentro cuando se comporta de una manera determinada. [...] Ahora resulta que, después de años investigando las causas de la ruptura de una pareja, el porcentaje de las que desaparecen es mucho mayor cuando uno de los miembros es extremadamente tacaño en los cumplidos, costándole horrores admitir: “¡Qué razón tienes, amor mío!”. [...]
    Siendo eso así, resulta inevitable preguntarse por los efectos sociales de que la mitad de la población esté siempre imputando al resto razones infundadas, perversas e interesadas para explicar su comportamiento. Será muy difícil no sacar la conclusión  de que esas palabras calan hondo en la mente colectiva y acaban dividiendo en dos partes irreconciliables a la sociedad.
Eduard Punser









—Tenéis la color quebrada; andáis mustio y sombrío. ¿Qué os sucede? Desde el día, que yo siempre tendré por funesto, en que llegasteis a la fuente de los Álamos, en pos de la res herida, diríase que una mala bruja os ha encanijado con sus hechizos. Ya no vais a los montes precedido de la ruidosa jauría, ni el clamor de vuestras trompas despierta sus ecos. Sólo con esas cavilaciones que os persiguen, todas las mañanas tomáis la ballesta para enderezaros a la espesura y permanecer en ella hasta que el sol se esconde. Y cuando la noche oscurece y volvéis pálido y fatigado al castillo, en balde busco en la bandolera los despojos de la caza. ¿Qué os ocupa tan largas horas lejos de los que más os quieren? […]
 —Iñigo, tú que eres viejo, tú que conoces las guaridas del Moncayo, que has vivido en sus faldas persiguiendo a las fieras, y en tus errantes excursiones de cazador subiste más de una vez a su cumbre, dime: ¿has encontrado, por acaso, una mujer que vive entre sus rocas?
—¡Una mujer! —exclamó el montero con asombro y mirándole de hito en hito.
—Sí —dijo el joven—, es una cosa extraña lo que me sucede, muy extraña… Creí poder guardar ese secreto eternamente, pero ya no es posible; rebosa en mi corazón y asoma a mi semblante. Voy, pues, a revelártelo… Tú me ayudarás a desvanecer el misterio que envuelve a esa criatura que, al parecer, sólo para mí existe, pues nadie la conoce, ni la ha visto, ni puede dame razón de ella. […]
Desde el día en que, a pesar de sus funestas predicciones, llegué a la fuente de los Álamos, y, atravesando sus aguas, recobré el ciervo que vuestra superstición hubiera dejado huir, se llenó mi alma del deseo de soledad. […]Cuando al despuntar la mañana me veías tomar la ballesta y dirigirme al monte, no fue nunca para perderme entre sus matorrales en pos de la caza, no; iba a sentarme al borde de la fuente, a buscar en sus ondas… no sé qué, ¡una locura! El día en que saltó sobre ella mi Relámpago, creí haber visto brillar en su fondo una cosa extraña.., muy extraña..: los ojos de una mujer. […]Tal vez sería un rayo de sol que serpenteó fugitivo entre su espuma; tal vez sería una de esas flores que flotan entre las algas de su seno y cuyos cálices parecen esmeraldas…; no sé; yo creí ver una mirada que se clavó en la mía, una mirada que encendió en mi pecho un deseo absurdo, irrealizable: el de encontrar una persona con unos ojos como aquellos. En su busca fui un día y otro a aquel sitio. […]
—¡Verdes! —exclamó Iñigo con un acento de profundo terror e incorporándose de un golpe en su asiento.
Fernando lo miró a su vez como asombrado de que concluyese lo que iba a decir, y le preguntó con una mezcla de ansiedad y de alegría:
—¿La conoces?
—¡Oh, no! —dijo el montero—. ¡Líbreme Dios de conocerla! Pero mis padres, al prohibirme llegar hasta estos lugares, me dijeron mil veces que el espíritu, trasgo, demonio o mujer que habita en sus aguas tiene los ojos de ese color. Yo os conjuro por lo que más améis en la tierra a no volver a la fuente de los álamos. Un día u otro os alcanzará su venganza y expiaréis, muriendo, el delito de haber encenagado sus ondas.
—¡Por lo que más amo! —murmuró el joven con una triste sonrisa.
—Sí —prosiguió el anciano—; por vuestros padres, por vuestros deudos, por las lágrimas de la que el Cielo destina para vuestra esposa, por las de un servidor, que os ha visto nacer.
—¿Sabes tú lo que más amo en el mundo? ¿Sabes tú por qué daría yo el amor de mi padre, los besos de la que me dio la vida y todo el cariño que pueden atesorar todas las mujeres de la tierra? Por una mirada, por una sola mirada de esos ojos… ¡Mira cómo podré dejar yo de buscarlos! […]
—¿Quién eres tú? ¿Cuál es tu patria? ¿En dónde habitas? Yo vengo un día y otro en tu busca, y ni veo el corcel que te trae a estos lugares ni a los servidores que conducen tu litera. Rompe de una vez el misterioso velo en que te envuelves como en una noche profunda. Yo te amo, y, noble o villana, seré tuyo, tuyo siempre. […]
Ella era hermosa, hermosa y pálida como una estatua de alabastro. Y uno de sus rizos caía sobre sus hombros, deslizándose entre los pliegues del velo como un rayo de sol que atraviesa las nubes, y en el cerco de sus pestañas rubias brillaban sus pupilas como dos esmeraldas sujetas en una joya de oro.
Cuando el joven acabó de hablarle, sus labios se removieron como para pronunciar algunas palabras; pero exhalaron un suspiro, un suspiro débil, doliente, como el de la ligera onda que empuja una brisa al morir entre los juncos. […]
—Fernando —dijo la hermosa entonces con una voz semejante a una música —, yo te amo más aún que tú me amas; yo, que desciendo hasta un mortal siendo un espíritu puro. No soy una mujer como las que existen en la Tierra; soy una mujer digna de ti, que eres superior a los demás hombres. Yo vivo en el fondo de estas aguas, incorpórea como ellas, fugaz y transparente: hablo con sus rumores y ondulo con sus pliegues. Yo no castigo al que osa turbar la fuente donde moro; antes lo premio con mi amor, como a un mortal superior a las supersticiones del vulgo, como a un amante capaz de comprender mi caso extraño y misterioso. […]¿Ves, ves el límpido fondo de este lago? ¿Ves esas plantas de largas y verdes hojas que se agitan en su fondo?… Ellas nos darán un lecho de esmeraldas y corales…, y yo…, yo te daré una felicidad sin nombre, esa felicidad que has soñado en tus horas de delirio y que no puede ofrecerte nadie… Ven; la niebla del lago flota sobre nuestras frentes como un pabellón de lino…; las ondas nos llaman con sus voces incomprensibles; el viento empieza entre los álamos sus himnos de amor; ven…, ven. […]
Fernando dio un paso hacía ella…, otro…, y sintió unos brazos delgados y flexibles que se liaban a su cuello, y una sensación fría en sus labios ardorosos, un beso de nieve…, y vaciló…, y perdió pie, y cayó al agua con un rumor sordo y lúgubre.
Las aguas saltaron en chispas de luz y se cerraron sobre su cuerpo, y sus círculos de plata fueron ensanchándose, ensanchándose hasta expirar en las orillas.

Los ojos verdes. Gustavo Adolfo Bécquer

COMPRENSIÓN

1– Busca en el diccionario el significado de las palabras que no conozcas.

2– En este texto aparecen dos personajes masculinos: Fernando e Íñigo. Haz un cuadro en el que detalles los siguientes aspectos: descripción física de ambos, apelativos que utiliza el autor para referirse a cada uno, descripción de su carácter.

3– ¿Cómo es la mujer de los ojos verdes?

4– A los escritores del Romanticismo les gusta este género (las leyendas), ya que permite expresar muchas de las características de este movimiento. Enumera las características del Romanticismo que observas en esta leyenda.

5– Explica los lugares en los que se desarrolla esta leyenda, según los datos que nos da el texto. ¿Crees que el autor describe todos esos lugares con la misma intensidad? ¿Por qué?

6– Resume la leyenda. 













Para todos aquellos alumnos de cuarto o los que estéis interesados aquí podéis leer el comienzo de La sombra del viento en pdf.
 

https://docs.google.com/document/d/1prv2ccVKsX7a7f4toQ5nir675x0C8P5gmDXQNaomgqI/edit 




Al abrir este enlace accederéis al esquema de las perífrasis verbales que utilizaremos en cuarto y primero de bachillerato.
https://docs.google.com/document/d/1WHCrUdfQ77QxGUx2yvG7yjlvTVp4Y7VuNdrEpBxbND8/edit

Aquí os dejo un pequeño esquema con las funciones y el valor del pronombre se,  puede ser útil a los alumnos de cuarto y bachillerato.
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FUNCIONES DE “SE”

  1. Dos funciones generales
    • Pronombre SN CD o CI
    • Morfema adherido al verbo

  1. SN, CD o CI. Tres casos

    • SE + LO, LA, LOS, LAS: Pronombre personal CI = LE
Se lo diremos mañana
    • Relacionado con el Sujeto y compatible con “a sí mismo”
Pronombre reflexivo CD
La niña ya se vestía sola
Pronombre reflexivo CI
Y se preparaba el desayuno
    • Relacionado con un sujeto plural o múltiple y compatible con “”uno a otro” o “mutuamente”
Pronombre recíproco CD
Todos los días se esperan a la salida
Pronombre recíproco
Y se dan un beso

  1. Morfema adherido al verbo: tres casos

. Agente indeterminado y sin sujeto
Morfema de impersonal refleja
Dicen que en España se come bien

  • Agente indeterminado, pero con sujeto paciente
Morfema de pasiva refleja
Se alquilan habitaciones para Semana Santa

  • Relacionado con el Sujeto, pero no es reflexivo ( El verbo es pronominal)
Pseudoreflexivo o morfema de verbo pronominal
Ya no se acuerda de ella. ¿Te acuerdas tú?
     . Se enfático, normalmente con verbos de movimiento, Se va con viento fresco, pero también con otros verbos, Se sabe muy bien la lección.

(Los alumnos de segundo de bachillerato ampliarán este esquema con su profesora)





Si pincháis en este enlace podéis consultar las novedades morfológicas que la RAE ha introducido en la Gramática.

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 Completamos con estos apuntes nuestra visión sobre la Generación del 98 y sus representantes
 



Una generación literaria es un grupo de escritores que, nacidos en fechas cercanas y movidos por un acontecimiento de su época, se enfrentan a los mismos problemas y reaccionan de modo semejante ante ellos.


Generación literaria
Generación del 98
- Un grupo de escritores. - Sus principales componentes son: Miguel de Unamuno, Valle-Inclán, Pío Baroja, Azorín y Antonio Machado.
- Nacidos en fechas cercanas. - Todos nacen entre 1864 y 1875.
- Movidos por un acontecimiento. - El acontecimiento histórico que los mueve es la decadencia española y el desastre de 1898.
- Se enfrentan a unos mismos problemas. - La imagen lamentable que presenta España, que ha caído en la apatía y el desinterés.
- Reacción semejante. - Analizan los males de España e intentan proponer soluciones.

  • Miguel de Unamuno y Jugo
Nació en Bilbao en 1864. Estudió Filosofía y Letras en Madrid y fue catedrático de griego en la Universidad de Salamanca donde ejerció muchos años como rector. A causa de su oposición a la Dictadura de Primo de Rivera, fue desterrado a la isla de Fuerteventura. Regresó en 1930 a Salamanca donde murió el 31 de diciembre de 1936.
Unamuno es el escritor más representativo del 98 y todos sus compañeros de Generación admiraron y respetaron su formidable y contradictoria personalidad, la profundidad de su pensamiento y su estilo apasionado.
Toda su obra está llena de preocupación y problemática filosófica; pero sin perder su valor literario. El autor siente una gran angustia ante la muerte y un deseo de vida eterna que permita al hombre seguir existiendo. El problema religioso y la búsqueda angustiada de Dios son un tema constante en su vida y en su obra.
Su estilo no tiene un claro propósito artístico; es seco, robusto y no siempre elegante, pero extraordinariamente exacto e incitante. Le interesa expresar su mundo interior y convencer a los lectores, por ese orden. De ahí que su tono sea apasionado y que sus razonamientos no estén ordenados, sino en un continuo movimiento de vaivén. Utiliza sinónimos como si con una sola palabra no bastara para expresar todo su complejo y rico mundo interior.
Su producción literaria es muy extensa, utilizando todos los géneros literarios:
  • La novela es el género que utiliza para expresar sus propios problemas personales como la sed de inmortalidad, el sentido trágico de la vida y la lucha entre la razón y la fe. Destacan: La tía Tula, Abel Sánchez, San Manuel Bueno, mártir, Niebla.
  • En poesía deja ver su honda preocupación religiosa. El Cristo de Velázquez, Teresa, Cancionero.
  • Ensayos y artículos en los que Unamuno expone sus preocupaciones patrióticas y el futuro del hombre más allá de la muerte. Vida de Don Quijote y Sancho, Del sentimiento trágico de la vida, La agonía del cristianismo.
  • Cuentos, como los recogidos en el libro El espejo de la muerte.
  • Dramas. Soledad, Raquel, El otro.

Azorín
Se llamaba José Martínez Ruiz. Nació en Monóvar (Alicante) en 1873 y vivió en Madrid dedicándose al periodismo y a la literatura. Pasada su juventud vivió una vida tranquila sin hechos destacables y murió en 1967.
Sintió profundamente los problemas de España y centró su atención en Castilla: sus pueblos, sus hombres, su paisaje y su pasado histórico y literario.
Su estilo es muy personal, llamando poderosamente la atención su arte descriptivo. Es capaz de percibir los más mínimos e insólitos detalles de la realidad. Se vale de una técnica impresionista muy cercana a la utilizada por la pintura o por el cine, que consiste en seleccionar unos cuantos detalles significativos de lo que quiere describir para darnos, a través de ellos, la esencia íntima de la realidad descrita.
Su prosa, de estilo inconfundible, se caracteriza por una elegante, primorosa y elaborada sencillez. La sintaxis es simple: frases cortas, normalmente coordinadas o yuxtapuestas. El léxico, por el contrario, tiene gran riqueza y precisión.
  • Novelas: La voluntad, Antonio Azorín, Las confesiones de un pequeño filósofo.
  • Ensayos: Al margen de los clásicos, La ruta de Don Quijote.
  • Libros de paisajes: Los pueblos, Castilla.
  • Teatro: Old Spain, Lo invisible.

    Pío Baroja
Nació en San Sebastián en 1872; murió en Madrid en 1956. Fue médico pero abandonó su carrera para dedicarse a la literatura. Viajó mucho; sin embargo, su vida fue bastante tranquila. Baroja fue un hombre solitario, independiente y profundamente sincero. Su visión de la realidad española es amarga y pesimista, lo cual se refleja en sus obras, pero también se plasma su espíritu sensible lleno de humor y, a veces, de ternura. Critica claramente los vicios que aquejan a los españoles con una marcada intención reformista.
Todas las obras de Baroja pertenecen al género narrativo: novelas, cuentos y narraciones cortas. Su estilo es vigoroso, dinámico y expresivo. Irrespetuoso con las reglas gramaticales, no busca la corrección sintáctica y léxica, sino la sencillez y la expresividad. Sus personajes suelen ser rebeldes, arrojados e intrépidos en contraste con su falta total de fe en el mundo y en la acción.
Escribió sesenta y seis novelas además de otras narraciones. Entre ellas destacan: La busca, Mala hierba, Aurora roja, La casa de Aizgorri, El mayorazgo de Labraz, Zalacaín el aventurero, Camino de perfección.


    Ramón María del Valle-Inclán
Nació en Villanueva de Arosa (Pontevedra) en 1866 y murió en Santiago de Compostela en 1935. Después de una accidentada estancia en México, paso la mayor parte de su vida en Madrid; aunque siempre estuvo vinculado a su tierra gallega. Fue conocido tanto por el valor de su obra literaria como por su extraña figura: largas melenas y barbas, vestidos estrafalarios y gestos desmesurados de gran señor. Perdió su brazo izquierdo en una pelea. Dirigió en Roma la Academia Española de Bellas Artes.
Aunque estudiamos a Valle-Inclán dentro de la Generación del 98, no mostró ningún interés por muchos de los problemas ideológicos que preocuparon a los hombres de su generación. Sus preocupaciones son fundamentalmente estéticas.
Cultivó todos los géneros literarios, pero destacó en la novela y en el teatro. Demostró el magnífico dominio que poseía sobre los recursos expresivos del idioma. Su estilo está marcado por dos etapas bien diferenciadas. Las obras de la primera están escritas en una prosa refinada y exquisita, llena de musicalidad y de sensaciones de color. La segunda se caracteriza por una visión pesimista de la realidad, que se expresa a través de un lenguaje desgarrado y de un humor deformante. Crea los esperpentos: obras en las que deformaba sistemáticamente la realidad mediante la creación de personajes grotescos que se mueven en ambientes raros y sorprendentes.
  • Primera etapa:
- Novelas: Las cuatro Sonatas, Los cruzados de la causa, El resplandor de la hoguera, Gerifaltes de antaño.- Teatro: Águila de blasón, Romance de lobos.
-
Poesía: El pasajero.
  • Segunda etapa pertenecen:
- Novelas: Tirano Banderas.
-
Teatro: Luces de bohemia.
-
Poesía: La pipa de Kif.

Antonio Machado
Nació en Sevilla en 1875; pero siendo aún muy pequeño se trasladó a Madrid con su familia. Fue profesor de Francés en los institutos de Soria, Baeza, Segovia y Madrid. Cuando vivía en Soria, se casó con Leonor Izquierdo. Consiguió un beca para ampliar sus estudios en París, pero tuvo que regresar a causa de la enfermedad de su esposa. Su muerte causó en el poeta un gran dolor que marcó toda su vida. Al estallar la guerra civil española, su espíritu liberal y republicano hicieron que apoyara la causa del pueblo con su verso y con su ejemplo. En los últimos días de la guerra, como tantos otros, marchó a un pequeño pueblo de Francia llamado Collioure, donde murió en 1939.
La poesía de Antonio Machado gira en trono a tres temas principales: la intimidad del poeta, el paisaje o mundo exterior a él y su amor por Leonor, muerta al poco de casarse.
  • Su mundo interior está hecho de recuerdos, añoranzas, ensueños (mundos imaginarios creados por el deseo y la soledad); y por el sentimiento del paso del tiempo.
  • El paisaje es Castilla y es Andalucía, porque vivió en ambos lugares; son las gentes castellanas, su historia pasada y su vida presente. También es la realidad nacional vista con sentido crítico.
  • El amor de su mujer hace que salga por algún tiempo de su soledad y ensimismamiento. Pero vuelve a ellos cuando Leonor muere.
Entre sus obras en verso podemos destacar tres etapas;
1ª ETAPA: SOLEDADES (1900-1907)
Durante esta etapa Antonio Machado conoce a Rubén Darío en París. En esta época se inicia en la estética modernista con su obra Soledades en la que Antonio Machado se presenta como un hombre maduro que evoca la juventud perdida y si amor y proclama una poesía llena de emociones y sentimientos (melancolía, desánimo, desaliento, aburrimiento…), donde predomina la experiencia vivida a la imaginación creadora. En 1907 reelabora este libro y añade 40 poemas, suprime los elementos más externos del modernismo y lo titula; “Soledades, Galería y otros poemas”.
Trata una poesía existencialista (yo) con temas como: el tiempo, la soledad, la muerte, Dios (ausencia de Dios), el paso del tiempo, la percepción negativa del presente, proyección al futuro, descripción y evocación de paisajes, proyección al Pasado.


2ª ETAPA: CAMPOS DE CASTILLA (1907-1917)
En esta etapa Antonio Machado abandona el lenguaje modernista y comienza una preocupación creciente por los temas del mundo exterior. Campos de Castilla no fue concebida como un libro, sino como una recopilación de diversas poesías aparecidas en antologías preparadas por el autor. Únicamente así se explica la diversidad de materiales y temas que componen la obra. En esta obra se abandona la línea intimista y se adentra en la geografía andaluza y castellana.
Se distinguen:
Soria: despierta en él diversas sensaciones. Frente a la escritura modernista, se alza la dura crítica hacia España y sus gentes.
Baeza: Machado recuerda el paisaje soriano. Soria ya no es la que años antes tenía ante sus ojos, es el recuerdo de la tierra castellana y de Leonor. Aparece la crítica social contra la España ignorante, inmovilista y orgullosa de sus privilegios y valores tradicionales y religiosos. Renace en él una España nueva, dinámica, reflexiva y emprendedora.
Proverbios y Cantares
Elogios


3ª ETAPA: (1931-1939)
Es la época en la que Antonio Machado se compromete con la república.
Aparece la poesía socio-político (poesía de la guerra)


Los bloques temáticos machadinos son considerados tres:Alusiones a su vida íntima, que recogen el recuerdo de la infancia, juventud, adolescencia, amor y provocan en el poeta un sentimiento de nostalgia, monotonía y tristeza.
El segundo trata de las
preocupaciones y motivos del ´98, el concepto pesimista de la realidad nacional, la esperanza de una España mejor y la visión del paisaje castellano.Las inquietudes religiosas o filosóficas sobre la vida, la muerte, el tiempo, la divinidad, que provocan una angustia ante su origen y certeza de su muerte, ya que Machado escribe su obra para librarse de la fugacidad del mundo que le rodea.

Símbolos en su poesía

  • EL AGUA: inexorable fluir del tiempo. Agua de la fuente – ilusión y también monotonía del vivir ; el río – fluir de la vida; el mar o el agua quieta- la muerte, donde desemboca “el río” símbolo de raíz manriqueña (“Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar”)
  • LA FUENTE: el agua que brota, símbolo de anhelos, de ilusiones.
  • EL CAMINO: la vida en su devenir (transcurso), como peregrinaje y búsqueda.
  • EL AIRE: libertad del hombre.
  • EL FUEGO: la poesía amorosa.
  • LA TIERRA ( ARENA ): la realidad solitaria.
  • LA TARDE: momento propicio para la meditación; decaimiento,apagamiento, melancolía, nostalgia, expresión de la lucha entre la luz y las sombras; premonición de muerte.
  • LA CRIPTA, EL LABERINTO O LAS GALERÍAS: la búsqueda del mundo interno, del alma.
  • EL ESPEJO: el lugar donde se proyectan los recuerdos y los sueños.
  • LA COLMENA: la creación poética.
  • EL JARDÍN: la intimidad
También escribió teatro: La Lola se va a los puertos; y prosa: Juan de Mairena, Abel Martín.


Continuamos ampliando en esta ocasión la Generación del 27 y sus representantes:







GENERACIÓN DEL 27


Características básicas:

Se ha llamado también Edad de Plata de las letras españolas. La literatura española adquiere con estos escritores un nivel altísimo, equiparándose a cualquier grupo europeo.Se designa Generación del 27 principalmente a un grupo de POETAS que publicaron sus primeros escritos en torno a 1920. Los principales poetas son: Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Federico García Lorca, Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre.Fuera del grupo y trabajando en otras manifestaciones artísticas, aunque relacionados con ellos, hubo una serie de personajes, casi todos relacionados con los poetas de la Generación del 27:Novelistas: Ramón J. Sender y Max Aub.Autores de teatro: Alejandro Casona.Pintores: Salvador Dalí.Cineastas: Luis Buñuel.Músicos: Manuel de Falla.


El acto cultural que dio origen al nombre de Generación del 27 fue la conmemoración en el año 1927 del tercer centenario de la muerte de Góngora. Con este acto realizado por estos poetas en Sevilla, el grupo se acercaba al poeta del Siglo de Oro (s. XVII), Luis de Góngora, especialmente porque veían en él un maestro del vanguardismo y una poesía ingeniosa:
Cultivada (culta)
Con una lengua poética distinta a la usual.
Con el gusto especial también del uso de la metáfora. Fueron poetas unidos por la amistad. Muchos de ellos recibieron formación en la Residencia de Estudiantes de Madrid, foco estudiantil en el que recibían todas las novedades artísticas de Europa.


Innovación y tradición:

Esta es quizá una de las características más importantes de estos poetas. Se explica a través de las influencias que recibieron:Influencias extranjeras modernas: las influencias vanguardistas europeas e hispanoamericanas.Las influencias españolas modernas: sobre todo de los poetas Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado y Unamuno, y los escritores Ortega y Gasset y R. Gómez de la Serna.Influencias de los clásicos españoles: Góngora, Bécquer y la lírica popular y tradicional.Así pues, estos poetas supieron integrar lo NUEVO, lo CULTO y lo POPULAR. Esto quiere decir que no rechazaron la tradición (a pesar de que eran vanguardistas) y lograron renovarla.


ETAPAS DE LA GENERACIÓN DEL 27
Pueden señalarse tres etapas comunes a los integrantes de la Generación del 27:
a) Primera etapa: Hasta 1927 aproximadamente.
Predomina en una primera fase la POESÍA PURA, es decir, sin retórica, sin elementos narrativos y sentimentales, siguiendo el modelo de Juan Ramón Jiménez en Diario de un poeta recién casado).Recuperación de la POESÍA CLÁSICA (Góngora) y de las formas de la POESÍA POPULAR.
b) Segunda etapa: De 1927 a la Guerra Civil (1936).
Tras la recuperación de Góngora en 1927, surge la segunda fase en la que se produce la HUMANIZAZIÓN de la poesía. Este hecho coincide con la aparición en estos poetas del SURREALISMO FRANCÉS.El surrealismo, por otro lado, permitía que surgieran en la poesía de la Generación del 27 los problemas humanos y existenciales, junto a la protesta social y política, sobre todo en los años de la Segunda República Española (1931-1936).
c) Tercera etapa: Después de la Guerra Civil.
Tras la Guerra Civil (1936-1939), el grupo del 27 se dispersó. Todos se exialiaron excepto Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre y Gerardo Diego.Por tanto, esta dispersión del grupo provocó que cada uno siguiese una evolución poética más personal.








POETAS DE LA GENERACIÓN DEL 27


FEDERICO GARCÍA LORCA
(Fuente Vaqueros, Granada, 1898 – 1936, Granada)
Biografía:
Desde muy joven fue aficionado a la música y a la pintura. En 1919 fue a Madrid y se instaló en la Residencia de Estudiantes, donde trabó amistad con los principales escritores y artistas de la época (Dalí, Buñuel, etc.). Un viaje a Nueva York y Cuba (1929-1930) le supuso una gran experiencia y el comienzo de una nueva etapa en su creación literaria. A su vuelta fundó La Barraca, un grupo teatral universitario, con el que recorrió muchos pueblos de España representando obras de autores clásicos y modernos. En agosto de 1936, al poco de iniciarse la Guerra Civil, y a causa de su adhesión a la República, fue asesinado en Granada a los 38 años. Lorca es ante todo POETA y AUTOR DE TEATRO.
Poesía:
Además de unos poemas juveniles iniciales (Libro de poemas, 1921 y Canciones, 1924, ambos de influencia juanramoniana), los primeros libros de poesía que Lorca publica son Poema del cante jondo (1927) y Romancero gitano (1928). Estos libros muestran a un Lorca popular. Lorca hace en ellos una gran síntesis de la forma poética más querida por el pueblo, el romance, pero unido a algo muy moderno, la vanguardia. En estos libros hay un especial protagonista: el gitano. A Lorca le interesa el gitano como pueblo marginado, y Lorca utiliza al gitano como correlato, como él mismo, como Lorca marginado. Encuentra así una metáfora de sus propias represiones.
Funde en ellos realidad y ensueño, tradición y audacia metafórica, ofreciendo una interpretación lírica del fondo misterioso y trágico del mundo andaluz.
En 1929, Lorca sufre una crisis personal y sentimental. Esto provoca su viaje a Nueva York (se le acusaba de estar demasiado enraizado en España). Este viaje cambia su poesía posterior, sobre todo porque le permite crear un maravilloso poemario: Poeta en Nueva York:
En Poeta en Nueva York Lorca abandona casi por completo el tono popular y aparecen formas vanguardistas plenas.
Se olvida del romance y aparece el verso libre.
El gitano es sustituido por el negro americano, el nuevo marginado.
La visión que Lorca transmite de Nueva York no es positiva.
Igual en sus obras anteriores, introduce el gran tema de la muerte, la cual siempre presintió, y otro de sus grandes temas generales: la frustración del deseo.


Después de 1930, la producción poética de Lorca decayó, pues se dedicó más al teatro. De esta época quedan, sin embargo, el famoso poema de Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías (elegía hecha al torero muerto) y el libro de poemas Diván del Tamarit, escrito bajo la sugestión de la poesía oriental. Su libro Sonetos del amor oscuro, en cuyos poemas Lorca muestra abiertamente su homosexualidad, no fue publicado hasta 1986. Aquí pasa a la forma clásica del soneto, que es la mejor forma para hablar del tema del amor. Aquí ya no afirma la muerte, sino el placer y el deseo liberado de culpabilidad.
Teatro:
Lorca es importantísimo en el teatro español del siglo XX. Es un excelente dramaturgo, con una producción dramática muy variada. En algunas obras un humor satírico o una leve emoción matizada de ironía dan lugar a escenas deliciosas, mientras que otras (quizá las más densas y logradas) ofrecen un choque de pasiones elementales en un ambiente rústico, fundiéndose lo lírico con lo trágico en un conjunto de intensa belleza. Atribuye al teatro una función didáctica (“es una escuela de llanto y de risa” y de todo tipo de enseñanzas, viejas y nuevas) y social (refleja el drama de las gentes de una época).
Además de autor teatral, fue también director y actor y, desde el otro lado, crítico teatral, haciendo varias declaraciones en las que explicaba su concepción del teatro. Escribió:
Farsas para guiñol o de títeres y teatro experimental: Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita, Retablillo de don Cristóbal, Doña Rosita o el lenguaje de las flores.
Farsas para personas: La zapatera prodigiosa
Teatro experimental vanguardista: El público y Así que pasen cinco años
Tragedias: compuestas por la trilogía: Bodas de sangre (1933), Yerma (1934) y La casa de Bernarda Alba (1936). En ellas, el tema central surge siempre de un conflicto: el amor imposible o la oposición entre realidad y deseo, con la frustración como resultado. Los personajes sufren por la opresión del círculo familiar y social, y su lucha contra las normas o restricciones impuestas (desde dentro de sí mismos o desde fuera) constituye su auténtico drama, su vida.


GERARDO DIEGO
(1896-1987)
Biografía:
Nace en Santander en 1896. Fue el autor de la Antología en honor a Góngora, primera antología del grupo del 27. Tras la Guerra Civil permanece en España, siendo profesor de Bachillerato en distintos institutos. Finalmente, muere en Madrid en 1987.
Obra:
* En su obra, se advierten fundamentalmente dos líneas: la tradicional y la de las novedades de última hora.
* Sus primeras obras le muestran incorporados al ultraísmo (Imagen, Manual de espumas)
* Son frecuentes también los motivos tradicionales (religiosos, taurinos…)
  • Su obra más destacada es Alondra de verdad, libro de sonetos, donde la emoción poética está expresada con un extraordinario dominio del verso.
RAFAEL ALBERTI (1902-1999)
Biografía:
Nace en el Puerto de Santa María (Cádiz), aunque en su juventud se traslada a Madrid, donde echa de menos el mar de su infancia. Tras la Guerra Civil se exilia de España y vive en Buenos Aires y Roma, con gran nostalgia de su patria. En 1977 regresa a España, donde participa activamente en la vida política y cultural, hasta su muerte. Aunque lo más destacado es su trabajo como escritor, también es importante, igual que en el caso de Lorca, su faceta de pintor.
Obra:
Marinero en tierra (1924): representa la fusión entre tradicionalismo y vanguardia, también llamado “neopopularismo”. Utiliza los temas y formas populares de la tradición literaria con una expresión culta, combinando la gracia ligera y la musicalidad del verso con la ágil interpretación de los temas tradicionales. Cal y canto (1929): mezcla el estilo gongorino (neogongorismo) con el humor futurista, hablando de la vida moderna. Sobre los ángeles (1929): es un libro de carácter surrealista, en el que presenta un mundo angustioso surgido del inconsciente. Aparecen en caótica confusión un conjunto de figuras (ángeles), que personifican la bondad, la ira, la fealdad, la muerte… En los años 30 publica varios libros de carácter revolucionario y compromiso social (De un momento a otro, El poeta en la calle) Ya en el destierro, su obra muestra la experiencia del exilio y la nostalgia (Retornos de lo vivo lejano, Baladas, Canciones del Paraná). Destaca también A la pintura, donde evoca su descubrimiento del Museo del Prado. Escribe también algunas obras de teatro (Noche en el Museo del Prado) y un libro de memorias, La arboleda perdida.
Estilo:
Oscila siempre entre lo irónico y lo emotivo, entre lo popular y lo culto.
Es el gran virtuoso de la forma, capaz de realizar los más difíciles juegos con la mayor espontaneidad.
Mientras que sus primeras obras equivalen a un delicioso juego poético, las últimas se caracterizan por su densidad lírica y humana.


PEDRO SALINAS (1892-1951)

Nace en Madrid y muere en el exilio en Boston (Estados Unidos). Fue catedrático de Literatura (incluso fue profesor de alguno de los miembros de la Generación del 27).
Es el
poeta amoroso por excelencia en la literatura inmediatamente anterior a la Guerra Civil (La voz a ti debida, Razón de amor).
  • Sus versos son delicados, llenos de sinceridad y apasionada ternura.
  • Con una forma natural y espontánea, transmite una emoción leve y sutil.
Sus obras posteriores al exilio (Todo más claro, El contemplado, Confianza) muestran el paso a una poesía desolada y patética.
Además de poeta, fue autor teatral y, sobre todo, un destacado crítico literario (El defensor, La responsabilidad del escritor y otros ensayos). Sus estudios, escritos en nítida prosa, denotan una fina percepción de los valores estéticos y humanos.


JORGE GUILLÉN (1893-1984)



Biografía:
Nace en Valladolid y muere en Málaga. Al igual que Salinas, fue catedrático de Literatura hasta su exilio voluntario en Estados Unidos, donde también fue profesor de Literatura. Regresa a España en 1976 y ese miso año le fue concedido el Premio Cervantes. Su libro más importante es Cántico, publicado en 1928, pero continuamente ampliado y elaborado hasta 1959, como consecuencia de su idea de libro total, que diera cuenta de su proceso evolutivo.
Características literarias:
Se caracteriza por el entusiasmo y el rigor.Su poesía es un grito entusiasta ante el maravilloso espectáculo de los seres, ante su mera presencia.Su expresión es rigurosa, precisa, exacta, mostrando el júbilo de existir y de contemplar la vibración luminosa de las cosas.Para él, perfección es sinónimo de existencia, y el contacto con la realidad se resuelve en plenitud y gozo.La forma, ceñida al contenido, llega a su máxima desnudez y exactitud.Otros libros suyos son Clamor (donde queda patente el impacto doloroso de la guerra) Homenaje (dedicado a gran parte de las figuras de la tradición literaria española), Y otros poemas y Final, con el que termina Aire nuestro, título que engloba toda su obra poética.


LUIS CERNUDA (1902-1963)

Biografía:
Nace en Sevilla, se exilia tras la Guerra Civil, viviendo en Inglaterra y Estados Unidos, y finalmente muere en México.
Su obra se caracteriza por la expresión grave, profunda y sincera de su apasionada intimidad.
Su poesía, a menudo elegíaca, da la impresión de plena autenticidad.
Sus versos son densos y ofrecen el desolado sentir del poeta de un modo violentamente encrespado o contenido y nostálgico.

Obra:

La realidad y el deseo (1936): Comprende toda su obra hasta esa fecha, incluyendo Los placeres prohibidos y Donde habite el olvido.Se enmarca en la poesía pura y el surrealismo.Sus temas (el amor y la muerte, la soledad, la melancolía, el hastío…) son tratados con ímpetu romántico.Finalmente, incorpora dentro de este título prácticamente toda su obra posterior (Invocaciones, Las nubes…).Ocnos (1942): Poemas en prosa en los que evoca su niñez y primera juventud.Desolación de la quimera (1962): Trata el tema del desamparo del exiliado que ha perdido sus señas de identidad.


DÁMASO ALONSO (1898-1990)

Biografía:
Nace y muere en Madrid. Toda su vida estuvo dedicada a los estudios filológicos. De hecho, a él se debe en gran parte el redescubrimiento de Góngora. Fue director de la Real Academia Española. Inicialmente escribe en la línea de la “poesía pura”, para dar, tras la guerra, un giro radical que influyó decisivamente en la poesía social.


Obra:
Poemas puros: poemillas de la ciudad: Poemas delicados escritos bajo la influencia de Juan Ramón Jiménez.Hijos de la ira (1944): Su contenido equivale a un estallido de rabia impotente ante la propia miseria y el dolor del mundo circundante.Está escrito en versículos de gran tensión y originales imágenes.Por su sinceridad y dramatismo, influye decisivamente en toda la poesía española de posguerra.Hombre y Dios (1955): Se caracteriza por la gran densidad de sus temas.Sus estudios filológicos, como investigador y crítico, han abierto nuevos cauces de estudio y comprensión de la poesía española desde sus orígenes. En estos estudios muestra, a la vez que rigor y erudición, una gran sensibilidad estética.


VICENTE ALEIXANDRE (1898-1984)

Biografía:
Nace en Sevilla y muere en Madrid.
Aunque permanece en España tras la guerra, se mantuvo alejado de la cultura oficial, en un “exilio interior”.
En su trayectoria literaria va desde el surrealismo hasta la preocupación social, con un estilo sendillo y directo.
Recibe el premio Nobel en 1977, considerado como tributo a toda la Generación del 27.
Obra:
Pasión de la tierra (1928): Se caracteriza por el surrealismo.Espadas como labios (1932): Tiene un tono borrascoso y apasionado, muy marcado también por el surrealismo.La destrucción o el amor (1933): En él se advierte un panteísmo pesimista que hace del impulso amoroso una vía para la destrucción del individuo y para la fusión con la gran fuerza cósmica, meta anhelada por el poeta, para quien la vida del hombre es solo imperfección, dolor y angustia.Sombra del Paraíso (1944): Con serena melancolía evoca, entre el dolor y la impureza humanos, un mundo perfecto de belleza no hallada.En Historia del corazón (1954) o En un vasto dominio (1962) centra su atención en las más inmediatas realidades humanas, con un lenguaje sencillo y directo.Sus últimos libros (Poemas de la consumación -1968- y Diálogos del conocimiento -1974-) presenta una grave y desolada actitud meditativa.En cierto modo, parte de las notas más originales de la lírica española contemporánea tienen su origen en la romántica y dinámica visión del mundo de Aleixandre y en la exuberante belleza del lenguaje poético de sus primeros libros.








 Empezamos el año y el trimestre estudiando el Modernismo nada más representativo que el poema de Rubén Darío que vamos a comentar, espero que os guste.



La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave de oro;
y en un vaso olvidado se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos-reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y, vestido de rojo, piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa acaso en el príncipe del Golconsa o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las Islas de las Rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
]o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar,
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines de Oriente, los nulumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real,
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
(La princesa está pálida. La princesa está triste)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

¡Calla, calla, princesa dice el hada madrina,
en caballo con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte ,
a encenderte los labios con su beso de amor!


Aquí os dejo un enlace en el que lo podéis oír.

http://youtu.be/952yfGhw-Os




Aquí os dejo el comentario del poema anterior:



ESTRUCTURA EXTERNA.

Es un texto completo escrito en verso. El poema se divide en estrofas llamadas sextinas integradas por seis versos. Los versos son alejandrinos, por tanto, de arte mayor compuestos que se dividen en dos hemistiquios a consecuencia de la cesura. La rima es consonante y se repite la estructura AABCCB en todas las estrofas.
El texto es una descripción poética del estado de soledad de una chica enclaustrada en un palacio lujoso. Encontramos la intervención del hada madrina que se dirige a ella en estilo directo –diálogo.

ESTRUCTURA INTERNA.

El poema lo podemos dividir en tres partes:
Primera parte: 1/12. Dos primeras estrofas. Descripción. Una princesa se halla rodeada por su dueña y por su bufón que intentan distraerla; sin embargo, la chica está triste, suspirosa, pálida y ausente.
Segunda parte: 13/42 Se puede a su vez separar  en dos las especulaciones sobre el ensimismamiento de la princesa:
-13/18 Se cree que piensa en un amante.
-19/42 Se piensa que la princesa desea ser libre como un pájaro o una mariposa para huir del lujo de su palacio que no la satisface y que se ha transformado en una cárcel.
Tercera parte: 43/48 El hada madrina la consuela al anunciarle que pronto llegará un príncipe del que se enamorará.

TEMA. El deseo de libertad y de amor de una princesa que vive en completa soledad en su lujoso palacio.

RESUMEN. Una princesa está triste, aburrida en su lujoso palacio. Sus criados, el ama y el bufón, tratan de animarla. Sin embargo, su mal no puede ser remediado con su compañía. Anhela ser libre como una golondrina o mariposa, huir de su palacio, que se ha convertido en una cárcel. Sobre todo desea encontrar a alguien que llene sus ansias amorosas. Su hada madrina la consuela al anunciarle que pronto verá su deseo cumplido al encaminarse hacia allí un apuesto príncipe al que querrá.



Antes de terminar el trimestre, una vez estudiado el siglo XIX vamos a leer, esta vez un cuento de uno de los grandes representantes del Romanticismo, y que ya hemos visto con uno de sus poemas. Se trata de Poe, aquí os dejo Los asesinatos de la calle Morgue, mañana lo leemos en clase.



 

Los Asesinatos en la Calle Morgue

Cuento Policial

Edgar Allan Poe



Con este cuento Edgar Allan Poe, en siglo XIX, inaugura el género de cuento policial y de misterio el cual, años después, sería imitado por muchos otros escritores, entre ellos: Sir Arthur Conan Doyle (1859 - 1930) al crear su
célebre personaje Sherlock Holmes, y Agatha Christie (1890 - 1976) quien hizo famoso a su detective Hércules Poirot.


Ya te he dado un ejemplo sobre las extraordinarias cualidades de la mente de mi amigo C. Augusto Dupin.
Durante buena parte de la primavera y parte del verano de 18.., él y yo compartimos una casa en Paris, en el tranquilo barrio de Fauburg San Germán. En esa época teníamos la costumbre de permanecer en la casa la mayor parte del día, y al empezar el crepúsculo, hacer un larga caminata bajo las desfallecientes luces y sombras de la ciudad. Nos daba un gran placer ese simple hecho de caminar. Como les decía, era al obscurecer o bien en plena noche cuando la mente de Dupin era más activa, el poder de su razonamiento era más poderoso, y su habilidad de observación más aguda.
Una noche, por el este de la ciudad, caminábamos por una calle terrosa. Al parecer, ambos estábamos en una profunda meditación, porque ninguno de los dos, desde hacían unos quince minutos, no proferíamos palabra alguna. De repente Dupin rompió el silencio y dijo:
-El es un tipo pequeño, es verdad, creo que estaría mejor en una obra más ligera.
-No hay duda de eso- contesté sin pensarlo mucho; al comienzo no me di cuenta cuan extraño era el hecho de que Dupin conociera mis pensamientos. Pero un momento después, empecé a sentírme aun más asombrado.
-Dupin- le dije algo serio- no entiendo bien esto. No puedo creer lo que han escuchado mis oídos ¿Cómo es que supiste que yo pensaba en...- paré allí para ver si él completaba mi pregunta, y así lo hizo.
-...el actor Chantilly- dijo él-. ¿Por qué te detuviste? Estabas pensando que él porque es muy pequeño para actuar en un drama tan serio.
-Debo admitir que eso era justo lo que yo pensaba. Chantilly era un zapatero de la Calle San Denis que de repente le entró la locura por actuar. Intentó hacer la parte correspondiente al Rey Xerxes en el drama del mismo nombre, pero los críticos lo atacaron sin piedad. Dime ¿como es que has podido lograr entrar a mis pensamientos como ahora?
-Fue por el vendedor de frutas- contestó mi amigo- él fue quien te hizo sentir seguro que Chantilly no era lo suficiente alto como para hacer Xerxes.
-¡El vendedor de frutas! Me sorprendes, pero la verdad es que no conozco a frutero alguno.
-El hombre que casi te tumba cuando entramos justo a esta calle, hará unos quince minutos.
-Ya lo recuerdo. Fue en realidad un negociante que llevaba una gran canasta de manzanas sobre su cabeza; por accidente me golpeó al momento de pasar de la Calle C. a la que estamos ahora. Pero no entiendo por qué este asunto está conectado con Chantilly.
-Te lo explicaré para que todo quede claro- dijo Dupin-. Me parece que estuvimos hablando de caballos, justo antes de terminar la Calle C. Ese fue el último tema de nuestra conversación. Al momento de entrar a esta calle, el frutero te empujó hacia una pila de piedras planas que estaban al lado de la calzada en reparación. Pisaste sobre una pieza rota, te resbalaste y te torciste el pie, volteaste para mirar la pila de piedras y me pareció que estabas algo fastidiado, de allí continuamos en silencio. No tuve una idea en particular de lo que hiciste, pero sí observé algunas de tus acciones: mantuviste tu vista en el suelo, luego entramos a la parte en el camino donde las nuevas piedras ya han sido colocadas de forma muy peculiar. Esta forma me hizo recordar de una vieja idea griega sobre la posición de las estrellas en el cielo. Y de acuerdo a como discutíamos este asunto no hace mucho, pensé que tu también lo recordarías. Pensé que no podrías evitar mirar a las estrellas, luego miraste, entonces estuve seguro de que yo había acertado en tus pensamientos.
Aunque en aquella envenenada crítica contra Chantilly en el periódico de ayer, el crítico decía que era una estrella fugaz que brilla solo por un momento luego desaparece para siempre, en ese momento, cuando mirabas hacia el cielo, una estrella cruzó el cielo. Era claro para mi, entonces, que en ese momento tú estabas relacionándola con Chantilly. Lo supe porque vi una ligera sonrisa en tus labios mientras pensabas en el fracaso del pobre zapatero. Hasta allí caminabas inclinado hacia adelante, pero después note que lo hiciste bien erecto, eso me hizo pensar que pensabas en la estatura de Chantilly. Fue en ese momento que te dije eso: que era de muy baja estatura y que lo haría mejor en una obra de corte ligero.
unos minutos después, revisábamos el periódico de la tarde y encontramos la siguiente noticia:
INCREIBLES ASESINATOS Cerca de las tres de la mañana la tranquilidad de la gente que vive en la Calle Morgue, fue perturbada por los terribles gritos provenientes del cuarto piso, donde vive la señora L'Espanaye, con su hija, la señorita Camille L'Espanaye. Después de forzar la puerta de calle, que estaba con cerrojo por dentro, ocho o diez vecinos acompañados de dos policías lograron entrar. Apenas ingresaron los gritos cesaron, y al momento de subir las escaleras escucharon dos o más voces indescriptibles que discutían airadamente. Los sonidos parecían provenir de la parte alta de la casa. Al momento de llegar al tercer piso, aquellos sonidos también cesaron, todo estaba tranquilo. Los vecinos revisaron cada habitación del lugar, y tuvieron que forzar la puerta de un gran dormitorio en la parte posterior porque estaba con llave, y puesta la llave en la parte de adentro. Lo que vieron allí fue algo terrible.
La habitación estaba en completo desorden; los muebles estaban rotos y esparcidos por diversos lados. En una de las sillas estaba una navaja de afeitar abierta, cubierta con sangre. También había dos o tres mechones de cabello humano gris cerdoso que estaban cerca de la chimenea. Este cabello parecía haber sido arrancado de raíz porque tenían adheridas partículas de carne. Los vecinos encontraron en el piso cuatro monedas de oro, un arete, tres cucharas de plata grandes y dos bolsas que contenían casi cuatro cientos francos en oro. Los cajones de un escritorio estaban abiertos y pareció que habían sido rebuscados, aunque allí quedaban todavía muchas cosas.
No había señales de la señora L'Espanaye, pero como la chimenea estaba sucia y en completo desorden, la examinaron detenidamente. Es penoso decir que allí estaba el cuerpo de la hija, con la cabeza hacia abajo, fue jalado por los hombres. Había sido forzado hacia arriba por la angosta chimenea unos cuantos centímetros. El cuerpo estaba aun caliente, tenía la piel lastimada en varias partes, tal vez por la violencia con la que había sido empujada hacia arriba y luego jalada hacia abajo. Tenía incrustadas en la cara varias astillas, y en su cuello habían marcas de arañazos al parecer por uñas de manos. Parecía como si la muchacha hubiera sido muerta por presión en su garganta.
Después de una exhaustiva búsqueda en cada rincón del piso, el equipo de investigadores bajó al primer piso que los condujo hacia un patio tras del edificio. Allí encontraron el cuerpo de la dama mayor, tenía la garganta degollada. En realidad estaba la garganta estaba totalmente cortada, tanto que al levantar el cuerpo cayó la cabeza.
Hasta esos momentos no encontraron indicio alguno que pudiera ayudar a resolver ese horrible misterio.
Los diarios del siguiente día difundieron esta información.
Los asesinatos en la Calle Morgue. Hasta este momento mucha gente ha sido interrogada con relación a este crimen, pero la policía no ha sido capaz de averiguar algo que ayude a su esclarecimiento. Consignamos abajo las declaraciones hechas por las siguientes personas:
Pauline Dubourg dijo que conocía a la señora L'Espanaye y su hija desde hacían tres años. Ella le había hecho el lavado de ropa durante ese tiempo. Las dos mujeres parecían muy apegadas una a la otra, y se tenían mutuo cariño. Creía que la señora L'Espanaye tenía dinero depositado en el banco, y nunca había visto a alguien más las veces que fue a su casa a recoger la ropa limpia o a llevarle la sucia. También estaba segura de que no tenía sirviente. Los pisos inferiores del edificio estaban deshabitados.
Pierre Moreau, tendero, dijo que él le había vendido pequeñas cantidades de tabaco a la señora L'Espanaye desde hacen casi cuatro años. Las dos damas habían vivido en la casa, donde fueron encontradas muertas, desde hace un poco más de seis años. La casa era propiedad de la misma señora. Ella era muy aniñada. El testigo había visto a la hija solamente cinco o seis veces durante esos seis años. Ambas vivían tranquilamente y se decía que tenían dinero. Nunca había visto a nadie entrar a su casa, excepto a la señora y su hija, un comerciante de vez en cuanto y un doctor entró mas o menos unas diez veces. La casa era muy buena, y no era tan antigua. Las persianas de las ventanas estaban siempre cerradas, a excepción de la que está en el dormitorio grande de la parte posterior del cuarto piso.
Isidore Muset, policía, dijo que fue llamado a eso de las tres de la mañana, y encontró a veinte o treinta personas tratando de entrar. Ellos forzaron la puerta con una palanca de fierro. Los gritos continuaron hasta que la puerta fue abierta, luego se acallaron. Los gritos fueron como de alguien (o varias personas) que sintieron gran dolor - eran prolongados y fuertes, no eran cortos y rápidos. El testigo fue el guía que encabezó al grupo que subió. Al llegar al primer piso escucharon dos voces que discutían ferozmente - una de las voces era baja en tono, la otra era bastante más alta, era una voz muy extraña. La primera era como la de un francés. Estoy seguro que no era la voz de una mujer. Pude distinguir varias palabras en francés. La segunda voz, la voz alta, era como la de un extranjero. No podría estar seguro como para asegurar que era la voz de un hombre o de una mujer. El testigo no pudo escuchar bien lo que hablaban, pero le pareció que era en español. El estado del dormitorio y de los cuerpos fue descrito por este testigo tal como lo describimos en la edición de ayer.
Henri Duval, un vecino, trabajador en la industria metálica, dijo que él fue uno de las personas que entraron primero a la casa. El está de acuerdo con el testigo Muset en la descripción general. Conoció a la señora L'Espanaye y a su hija. Habló con ellas frecuentemente. Estaba seguro que la voz en tono alto que se escuchó no eran de ninguna de las dos muertas. El piensa que era la voz de un italiano, y estaba seguro que no era francés. Pudo ser la voz de una mujer. El testigo no conoce el idioma italiano, pero por el sonido, cree que fue un italiano quien habló.
— Odenheimer, administrador del restaurante. Este testigo no pudo hablar en francés. Lo que sigue es una traducción de lo que él dijo. Es nativo de Holanda. Estuvo de pasada por la puerta al momento que se escucharon los gritos. Duraron varios minutos—posiblemente diez. Fueron gritos largos y fuertes—algo terrible. El fue uno de las personas que entraron a la casa, y estaba seguro que la voz alta provenía de un hombre— y que era francés. Pero no pudo distinguir las palabras. Eran largas y rápidas—desiguales—y al parecer bajo los efectos del temor e ira.
Jules Mignand, administrador de banco, dijo que la señora L'Espanaye tenía algunas propiedades, que ella había abierto una cuenta en su banco en una primavera de hace ocho años. La dama mayor siempre depositaba pequeñas cantidades en su cuenta. Tres días antes de su muerte, había retirado cuatro mil francos en oro. Un empleado del banco la ayudó a transportar el dinero hacia su casa.
Adolphe Le Bon, empleado de banco, dijo que una tarde, tres días antes de los asesinatos, fue con Madame L'Espayane a su casa llevando los cuatro mil francos en dos bolsas. La señorita L. abrió la puerta de calle y tomó una de las bolsas, y la señora agarró la otra bolsa. Después de eso las saludó y se retiró. El testigo dice que no vio pasar a nadie por la calle en esos momentos. Es una calle muy tranquila.
William Bird, sastre, dijo que él fue una de las personas que entraron en la casa. Es inglés, vivió en París durante dos años. El fue uno de los primeros en subir por la escalera. Escuchó las voces que discutían. La voz gruesa era como la de un francés, y la voz aguda era bastante alta—más alta que la otra. Está seguro que no era la voz de un inglés, más bien parecía la de un alemán, y podría ser la voz de una mujer. El testigo no sabe alemán. También escuchó el sonido de una lucha—un sonido como de raspado de cosas duras.
Cuatro de los testigos mencionados arriba fueron después nuevamente interrogados. Estaban de acuerdo en que la puerta del dormitorio, donde fue encontrado el cuerpo de la señorita L, estuvo cerrado con llave por dentro al momento que llegaron a indagar. Toda la casa estaba en perfecto silencio. Cuando la puerta fue forzada, no se encontró a persona alguna. Las ventanas, las dos hojas de la ventana posterior y de las delanteras, estaban cerradas y muy firmemente aseguradas por la parte de adentro. Una puerta entre los dos dormitorios se encontraba cerrada pero sin llave.
Otra puerta que conducía del dormitorio delantero hacia el pasadizo si estaba con seguro, y puesta la llave en la chapa. Una pequeña habitación al frente de la casa, en el cuarto piso y casi al final del pasadiso estaba sin seguro por lo que vimos que estaba lleno de camas viejas, cajas y enseres del mismo tipo. Esta habitación y toda la casa fue revisada muy cuidadosamente. Se pasó escobillas hacia arriba y abajo de la chimenea. Una pequeña puerta que conducía al techo estaba fuertemente asegurada y se notaba que no había sido abierta por años.
Alfonzo Carcio, de oficio carpintero, dijo que él vive en la avenida Morgue, que es nativo de España. El fue también una de las personas que entraron a la casa. El no subió al segundo piso porque no soporta la excitación. Escuchó las voces que discutían; la voz baja era como la de un francés, y la voz alta era de un inglés— estaba seguro de ello. Dijo que no entendía el idioma inglés, pero lo juzgó así por el sonido.
Alberto Montani, Tendero, dijo que él fue uno de los primeros en subir al segundo piso. Escuchó las dos voces, distinguió varias palabras, uno de los hablantes era francés, la otra voz era muy rápida y no era clara. El piensa que era la voz de un ruso. Este testigo es italiano, y él nunca había hablado a un nativo de Rusia.
Varios testigos fueron interrogados dos veces. Todos ellos dijeron que todas las chimeneas de los dormitorios en el cuarto piso, eran muy angostas como para que un ser humano pase a través de ellas. No hay entrada posterior o escalera por la que alguien pudiese haber abandonado el edificio al momento que los testigos subieron por la escalera delantera. El cuerpo de la señorita L Espanaye estuvo tan ajustado a la chimenea que no pudo ser bajado hasta que cuatro o cinco de los hombres ayudaron a jalarla.
Paul Dumas, doctor, dijo que él fue llamado para examinar los cuerpos a eso de las cinco de la mañana. Para entonces ambas mujeres estaban extendidas en el piso del cuarto donde fue encontrada la señorita L'Espanaye. El cuerpo de la joven estaba muy marcado y rasguñado. El testigo creía que estas marcas y rasguños, a excepción de los que tenía alrededor del cuello, fueron causados al momento que la empujaron hacia arriba dentro de la chimenea.
Se encontró claras huellas de dedos en la garganta, la cara estaba de un color azul claro, y las esferas de los ojos salidos del cráneo. La lengua había sido mordida en parte: también se descubrió una marca grande de color azul en la parte del estómago, esto podría haber sido causado por la presión de una rodilla. En opinión del doctor Dumas, la señorita D'Espanaye había sido muerta por presión sobre la garganta, lo cual le quitó el aire de la respiración.
El cuerpo de la madre estaba bastante cortado. Todos los huesos de la pierna derecha y brazo estaban rotos. Todos los huesos del lado derecho del pecho estaban rotos. Para producir ese daño se hubiera necesitado golpearla ya sea con una pata de mesa, una barra de fierro, o cualquier otra arma pesada dado con fuerza a la víctima. La cabeza de la señora L'Espanaye cuando la vieron los primeros testigos estaba separada del cuerpo. La garganta había sido cortada muy profundamente con algo muy filudo, posiblemente con una navaja de afeitar.
Nada más de importancia fue descubierto, aunque hay que añadir que fueron interrogadas otras personas más. Un asesinato de este tipo, tan misterioso, nunca había sucedido en Paris anteriormente—es decir, si es que vamos a considerar esto como un asesinato. La Policía no tiene idea alguna para empezar a investigar este crimen.
El periódico de la tarde dijo que la policía había arrestado al empleado del banco, Adolfo Le Bon, y puesto tras de rejas, y no hay nada más que agregar acerca de este crimen.

Dupin pareció muy interesado en este asunto; después, al atardecer, él me habló de ello:
-La policía de Paris me parece estúpida. Buscan, examinan, hacen preguntas como si existiese una sola clase de crimen —y una sola clase de criminal— en el mundo. Ellos son activos y pacientes, pero cuando estas cualidades no dan buenos resultados, sus preguntas fallan. Por ejemplo Vidocq, uno de los jefes policiales, era un buen estratega y muy empeñoso en su trabajo. Pero nunca se preparó para pensar con claridad. El creía que teniendo varias ideas sobre un problema, con certeza llegaría a la que es correcta.
El examinaba una cosa my minuciosamente, luego sacaría en claro una o dos cosas, pero no tendría una clara visión del asunto como un todo. Vidocq siempre fallaba porque no sabía que clase de pregunta hacer, nunca sabía cuando examinar algo ya sea en forma general o en detalle.
-Conozco a ese hombre Le Bon, en una ocasión me ayudó, y ahora me gustaría hacer lo mismo con él en todo lo que pueda. Vayamos a ver la casa de Rue Morgue; quisiera verla con mis propios ojos. Ambos conocemos a G--, que aun sigue como Jefe de la policía, de modo que no creo que tengamos problemas para conseguir los permisos necesarios.
Cuando hubimos arreglado el asunto de los permisos con el Jefe de Policía, todavía había suficiente luz solar como para ir a la calle Morgue. La encontramos fácilmente. Había bastante gente observando desde la acera de enfrente, las persianas cerradas. Antes de entrar caminamos hasta la esquina y dimos vuelta por la parte posterior. Dupin examinó toda la vecindad así como la casa, poniendo su máxima atención en ello.
Luego llegamos nuevamente al frontis del edificio, allí mostramos nuestra carta de autorización al oficial a cargo. Subimos la escalera y entramos al dormitorio donde fue encontrada la señorita L'Espanaye, aun estaban allí los cuerpos inertes. Todo estaba conforme los periódicos lo habían descrito bien. Con mucho detenimiento Dupin revisó la habitación, los muebles y hasta los cuerpos, pero dio más atención a las puertas y ventanas.
Después entramos a los demás dormitorios y el patio; un policía siempre nos acompañaba en nuestros movimientos dentro de la casa. Las pesquisas de Dupin demoraron hasta que se hizo de noche. En nuestro camino a casa, mi compañero visitó la oficina de uno de los diarios.
Las costumbres de mi amigo siempre me eran extrañas. No habló más sobre el asesinato hasta la tarde del día siguiente. De repente me preguntó si es que yo había notado algo peculiar en la escena del crimen.
-Nada peculiar- le respondí- nada más que lo que ambos leímos en el periódico- A lo que él respondió:
-El periódico informó solamente de lo que todos conocen. Me parece que este misterio debiera ser fácil de resolver; es muy raro, totalmente diferente de un crimen común. La policía está confusa porque no pueden hallar razones, ni por el crimen en sí ni por la innecesaria fuerza utilizada en el asesinato. También están confundidos por las voces que se escucharon discutir.
Nadie fue encontrado en los altos excepto las mujeres asesinadas, y no había salida para escape excepto por las escaleras. Luego se encontró el cuerpo en la chimenea que había sido empujado hacia arriba, la cabeza de la señora, casi totalmente cercenado del cuerpo. La policía piensa que todas estas cosas tan extraordinarias son dificultades. Pero no lo son. Es a causa de estas diferencias de lo común y corriente que este asesinato puede ser resuelto. La pregunta que debemos hacernos no es que ha sucedido, sino qué ha sucedido ahora que antes no sucedió.
Dupin prosiguió hablando:
-Ahora estoy esperando a una persona que sabe mucho acerca de estas muertes, aunque pueda ser que él no sea personalmente responsable. No pienso que él sea culpable de crimen alguno. Por creer en esto es que tengo la gran esperanza de resolver el problema.
Miré atónito y calladamentea mi amigo.
-Espero ver a este hombre aquí- agregó Dupin- en esta habitación, en cualquier momento. Si es que viene, tendremos que mantenerlo aquí. Toma este revolver; tengo otro: creo que ambos sabemos manejar el arma.
Tomé el arma en mis manos, con escasos conocimientos de lo que hacía. Dupin siguió explicándome:
-Fueron las voces, naturalmente que las voces que se escucharon discutir, las que me dieron la primera idea. Todos los testigos estuvieron de acuerdo que la voz áspera era la voz de un francés, pero la voz en alto, la que hablaba rápidamente debe haber sido una voz extraña: un italiano, un inglés, un holandés, un español y un francés es como trataron de describirla. Y cada uno dijo que tenía un sonido como si fuera la voz de un extranjero. El italiano creyó que era la voz de un ruso, aunque él nunca había hablado con un nativo de Rusia. El inglés creía que era la voz de un alemán, pero no entiende alemán. El holandés estaba seguro que fue un francés quien habló, pero este testigo no sabía hablar francés. El español está seguro que era la voz de un inglés, pero hace la suposición por el sonido ya que él no entiende el idioma inglés. Un francés creía que el idioma hablado allí era español, otro decía que era italiano.
¡Cuan extraño era que gente de cinco países europeos no pudieran reconocer algo familiar en esa voz! Era raro también que ese desconocido personaje solo haya emitido sonidos sin que se hayan podido reconocer algunas palabras
-Aun antes de que nosotros fuéramos a la casa- dijo Dupin-, yo tenía una gran sospecha sobre esa voz; eso me empujaba con seguridad a lo que yo debía indagar. La siguiente interrogante era saber como es que los asesinos escaparon del edificio. La señora y señorita L'Espanaye no fueron muertas por fantasmas, ellas fueron asesinadas por seres de carne y hueso que de alguna manera escaparon. ¿Cómo? Afortunadamente hay un solo modo de pensar sobre esto, y ello debe guiarnos hacia la respuesta correcta.
Consideremos las posibilidades de escape, una por una. Tenemos que concentrarnos solamente en el salón grande de la parte posterior; allí fue encontrado el cadaver de la hija, o quizás en la habitación contigua. Suponiendo que los criminales hubiesen tratado de escapar de esa tercera habitación, o desde el pasadizo, hubieran sido vistos por los testigos que subían por la escalera. La policía ha cavado en el piso, el techo y en parte de las paredes, y no ha hallado pasajes secretos.
Pero yo no confío en su manera de ver las cosas, de modo que yo mismo he hecho mi propia investigación. Está comprobado que no existe un pasaje secreto para salir de la casa. Las dos puertas que conducen al pasaje estuvieron aseguradas con llave desde adentro. Ahora veamos las chimeneas: estas son de ancho normal, con unos dos metros y medio a tres metros arriba de sus bases. Aunque son muy angostas en la parte superior, y no tienen espacio como para que pase un gato grande. Descartadas las chimeneas quedan las ventanas. Nadie hubiera podido escapar por las ventanas de la habitación delantera sin ser vistos por la muchedumbre aglomerada en la calle. Entonces los asesinos tienen que haber escapado por la ventana de la habitación posterior. La policía cree que esto es imposible porque las ventanas fueron encontradas cerradas desde adentro. Pero ahora sabemos que esas ventanas son la única vía de escape.
Hay dos ventanas en la habitación. La parte inferior de una de ellas esta escondida por la cama, la cual esta arrimada a ella, la otra está libre de muebles y fue encontrada bien asegurada por la parte interior. Aun contando con la fuerza de varios policías no se le pudo abrir. Le habían hecho un hueco grande en su estructura y en él se encontró metida una espiga gruesa, casi a la altura de la cabeza.
La otra ventana también tenía introducida la misma clase de espiga en otro hueco semejante al anterior. Se hizo un intento por abrir esta ventana pero también falló. La policía quedó convencida de que los asesinos no habían escapado por esas ventanas. Por esto, ellos consideraban innecesario sacar las espigas para abrir las ventanas.
El examen que hice a estas cosas fueron de las más cuidadosas, yo estaba seguro de que ellos habían escapado por esas ventanas. Me dije a mi mismo: 'Los asesinos escaparon por una de estas ventanas, pero ellos no pudieron haber puesto el seguro por dentro nuevamente, tal como la encontraron. Y sin embargo estaban aseguradas por dentro. Las ventanas deben estar habilitadas para auto asegurarse ellas mismas, no hay otra explicación.' Me acerqué a la ventana que estaba en el claro y le quité la espiga, luego intenté subir la ventana, pero, tal como lo había esperado, ni se movió. Supuse que debía tener un resorte escondido. Me demoré un poco en buscarlo con cuidado hasta encontrarlo e hice presión sobre él. Ante eso ya no tuve la necesidad de abrir la ventana.
Coloqué nuevamente la espiga en el hueco y la miré con detenimiento. Una persona que saliera por esta ventana podría haberla cerrado trás él, y el resorte la hubiera mantenido cerrada, pero no hubiera podido reponer la espiga en su lugar. Esto me llevó a la conclusión de que los asesinos habían escapado por la otra ventana. Me subí a la cama y hurgué por toda la ventana. Encontré que el resorte en esta ventana era exactamente igual al de la anterior, miré la espiga, era también tan gruesa como la otra, y me pareció que también estaba puesta de igual modo que la otra—colocada casi a la altura de la cabeza.
-Pensarás que me sentí confundido; si es así es porque no entendiste mi razonamiento. No podía estar confundido porque no había punto débil en ninguna parte de mi argumento. Yo había seguido el secreto hasta el final - y ese final no era otra cosa que la espiga. La segunda espiga era exactamente igual a la primera, pero este hecho, en realidad, no era tan importante. Lo más importante era que el misterio terminaba aquí.
-Debe haber algo malo con la espiga- dije tocándola, y la cabeza con mas o menos media pulgada de metal cayó en mis dedos. El resto de la uña quedó en el hueco, donde en algún momento había sido roto. Coloqué la cabeza en su lugar, y ello me pareció una perfecta espiga, la parte rota no podía ser vista. Al presionar el resorte, lentamente subí la ventana unas cuantas pulgadas. La cabeza de la espiga subió con la ventana, la cerré nuevamente y también la espiga pareció estar perfecta.
Mi amigo siguió hablando:
-Hasta aquí, el misterio aún no estaba resuelto. El asesino había escapado por la ventana que está tras la cama. El había cerrado la ventana tras él, o bien dejó que se cierre por sí sola y luego se aseguró por medio del resorte. La policía creyó que era la uña la que mantenía cerrada la ventana y por esto ya no miraron más.
Asesinatos en Rue MorgueLa siguiente pregunta fue ¿cómo es que los asesinos pudieron bajar hasta el suelo? Ahora estoy seguro que ellos entraron y salieron a la habitación de la misma manera, de modo que primero veamos como entraron. Cuando dimos la vuelta al edificio, noté un tubo por el que discurre al agua de lluvia, y está a mas o menos a un metro y setenta centímetros de la ventana. Nadie hubiera podido alcanzar la ventana desde el tope de este tubo. Ahora, la persiana de madera es tan amplia como lo es la ventana, más o menos un metro y setenta centímetros y está hecha de una sola pieza. Si esta hoja de la ventana estuviera abierta completamente y dando contra la pared, llegaría hasta unos 60 centímetros del tubo. Un ágil y valiente ladrón pudo estirarse desde el tubo y alcanzar esta persiana, aferrarse a ella, luego soltar el tubo y colgarse de la persiana por la cara que da al interior. Luego con su pie empujaría decididamente en la pared para que la persiana gire hacia el dormitorio y se cierre. Si la ventana estaba abierta, él muy bien pudo introducirse en la habitación.
Naturalmente que se requiere de valentía y una rara habilidad en la persona para poder ingresar de esta manera. Pero he demostrado que es posible, aunque sé que un humano no está capacitado para efectuar esta acción. De acuerdo a esto, pensemos bien sobre esta accción tan rara y las voces que se oyeron tan peculiares. Estos dos puntos de seguro nos resolverá el misterio.
Cuando Dupin terminó de hablar, empecé a comprender su idea pero antes de que yo pudiera expresar mi idea, él prosiguió con su explicación.
-Es una pérdida de tiempo buscar cuales fueron las razones para este crimen. La policía está confundida por los cuatrocientos mil francos en oro, los cuales fueron transportados a la casa tres días antes de lo ocurrido. Este dinero no fue tocado siquiera por los asesinos, pero el empleado del banco que lo llevó a la casa ha sido arrestado. Fue solo un accidente que ambos hechos hallan sucedido casi al mismo tiempo. No dejemos que el oro nos confunda. Si no fue robado, no debemos ocuparnos más de él.

-Ahora hagamos memoria de los principales puntos a indagar, como ser: la peculiar voz, esos movimientos tan fuera de lo común, y la total ausencia de razonamiento en todo ello - consideremos el asesinato de acuerdo a lo dicho. Aquí yace una mujer muerta por la presión de dos manos sobre su garganta: luego ella es empujada hacia arriba de la chimenea, con la cabeza hacia abajo. Seguramente coincides conmigo en pensar que este es un extraño modo de esconder un cuerpo; es muy diferente de nuestras acciones más humanas que realizamos. ¿Conoces algún caso de alguien que haya tratado de esconder un cadáver de esta manera? También me pongo a pensar sobre la extraordinaria fuerza de este asesino. El cuerpo fue tan fuertemente empujado hacia arriba de la chimenea que para bajarlo fue necesario la fuerza combinada de varias personas.
-Discutamos ahora el asunto del pelo - el puñado de gruesos cabellos extraídos desde la raíz, los cuales están sobre la chimenea. Se necesita mucha fuerza para extraer treinta o cuarenta pelos juntos, pero estos puñados tal vez contengan medio millón de pelos. Se necesitaría una inmensa fuerza para arrancarlos de raíz todos al mismo tiempo. El cuerpo de la vieja dama muestra también la terrible fuerza del asesino, su garganta no solamente fue cortada sino que toda la cabeza fue casi cercenada con un solo golpe, y el arma fue solo una navaja de afeitar. -Naturalmente que el doctor se equivocó al decir que fue un arma bastante grande la que se utilizó con madame L'Espanaye. Sus huesos estaban rotos a consecuencia de la caída de la ventana al piso de piedras del patio. La policía no se dió cuenta de esto porque hay una conexión con las espigas: para ellos era imposible que las ventanas pudieran haber sido abiertas alguna vez.
Tengo en mis manos la último, y tal vez la mejor prueba sobre mi argumento. Tomé estos pelos sueltos que estaban fuertemete apretados por los dedos de madame L'Espanaye. Dígame ¿qué piensa sobre ellos?
Le respondí:
-Dupin, este pelo es bastante raro, no es cabello humano.
-No dije que lo era- replicó él- Y las marcas de dedos en la garganta de la señorita L'Espanaye tampoco eran de un humano. Mire aquí: los he copiado en este dibujo, exactamente como constan en la garganta de ella. Ningún dedo de humano podría alcanzar esta distancia desde su dedo pulgar.
Miré el dibujo y me vi obligado a darle la razón.
-Ahora lea- dijo él- esta página del libro de Cuvier sobre animales salvajes de las islas de India del Este.
Era una completa descripción de los más grandes y más fieros animales pertenecientes a la familia de monos, una criatura conocida como orangután. El gran tamaño, fuerza y actividad de la bestia, su naturaleza salvaje y su tendencia a imitar son bien conocidas. Comprendí al instante el completo misterio del crimen.
Después de leer la página dije:
-Esta descripción de los dedos concuerda muy bien con sus dibujos, y los pelos parecen ser los mismos que los de las bestias de Couvier. El que mató a las mujeres debió ser un orangután, ¿pero como puede usted explicar las dos voces que se escucharon?
-Por ahora no puedo dar una explicación sobre la voz áspera, la cual dicen era la voz de un francés, pero tengo una posible solución de la cual espero mucho. Un francés vio los asesinatos, esto debido a que se escuchó su voz venida de la parte alta. Si lo recuerdas bien, se decía que las dos voces estaban en una "fuerte discusión". Creo que es muy probable que el francés estuviera enojado porque la bestia atacó a las mujeres. La bestia pudo haber escapado de él, luego la siguió hasta la casa para capturarlo, pero por alguna razón no pudo o simplemente no lo hizo. Y aun puede que esté libre, la verdad es que creo que está libre, aunque no sé porque no puedo explicar este presentimiento. Si es que el francés no es realmente culpable de estos asesinatos, hará caso a mi aviso publicitario y vendrá para acá; recordarás que visité la redacción de cierto periódico cuando regresábamos a casa la noche anterior, pues bien, les dejé un aviso para que lo publicaran. Este periódico, en particular, ofrece muchas noticias sobre el movimiento de barcos que son leídos por gente de mar.
Dupin me alcanzó un periódico y leí esto:
    CAPTURADO- En el parque Bois de Boulogne, en la mañana de --- (la mañana del asesinato), un gran orangután marrón amarillento, tipo India del Este. El propietario (un marinero de un barco español), puede recuperar el animal si lo describe correctamente. Debe pagar una pequeña cantidad por los gastos. Visitar la calle ---- No., en Faubourg St. Germain.
Le pregunté:
¿Cómo sabes que el hombre es un marinero de un barco español? -No lo sé- replicó Dupin- No estoy seguro de ello. Mira este pedazo de cinta que encontré al fondo del tubo, detrás de la casa de Madame D'Espanaye. Está un poco grasoso, creo que la cinta fue usada para atarse la colita de cabellos que les gusta llevar a muchos marineros. Además, este nudo muy poca gente, aparte de los marineros, sabe hacerlo. Más aun, este nudo es común en España.
Ahora bien, si yo estuviera equivocado con la idea de la cinta, no haría daño a nadie, el hombre pensaría que cometí un error en algún detalle sobre el animal y no le causaría molestia alguna. Pero si tengo razón, obtendríamos una gran ventaja. Probablemente el hombre se diría a sí mismo 'no soy culpable de este asesinato. Soy pobre. Mi orangután es un animal muy valioso y representa para mí una fortuna. ¿Por qué había de perderlo solo por un tonto temor al peligro? Ha sido encontrado en el parque Bois de Boulogne, el cual está lejos del lugar del crimen. ¿Cómo podría saber alguien que un animal mató a esas mujeres? La policía no ha podido resolver el problema, y aun cuando sospecharan de un animal, no hay pruebas de que yo presencié ese asesinato, no hay pruebas de mi culpabilidad. Sobre todo, soy conocido. La persona que puso el aviso me describe como el propietario de la bestia, pero no estoy seguro cuanto sabe sobre el crimen. Si no reclamo este valioso animal, puede causar una sospecha fácilmente. No quiero llamar la atención ni hacia mí ni hacia el orangután. Visitaré al hombre, recuperaré al orangután, luego cerraré la boca hasta que todo haya pasado.
Justo en el momento que mi amigo terminaba de hablar, escuchamos pasos por la escalera.
-Ten lista tu arma pero no la uses ni la muestres hasta que yo te de la señal- me dijo Dupin.
Luego se escuchó que tocaban la puerta de nuestra habitación.
-Entre- le gritó Dupin con voz melodiosa.
Ingresó un hombre. Claramente se notaba que era marinero, alto, de contextura gruesa, su expresión era la de un hombre feliz y honesto. Su rostro, bastante quemado por el sol, estaba oculto en casi la mitad por una crecida barba. Llevaba consigo un grueso bastón, pero no parecía que llevara otra arma consigo. Nos miro y saludó con un buenos días, por su manera de hablar nos dimos cuenta que era un parisino.
-Tome asiento- le dijo Dupin- ¿Viene usted por el orangután? Es un fino ejemplar y sin duda es muy valioso ¿Qué edad cree usted que tiene?
El marinero dio un suspiro de alivio y respondió calmadamente:
-No lo sé, pero no debe tener más de cuatro o cinco años. ¿Lo tiene aquí?
-Oh, no, aquí no hay espacio como para él, está en un establo de la calle Dubourg, pero lo podrá ver mañana por la mañana; naturalmente, ello será después que nos lo describa, de ese modo sabremos que es usted el verdadero dueño.
-Ah, sí señor. Estoy dispuesto a pagarle una buena compensación por haber encontrado al animal, es decir, una cantidad razonable.
-Esta bien- le contestó mi amigo- es buena decisión de su parte. Déjeme pensar un poco, ¿qué puedo querer? Ya sé. Como recompensa quiero que me diga todo lo que sabe sobre los asesinatos en la calle Morgue.
Dupin dijo la última palabra muy despaciosamente. Tan pronto como terminó de hablar, caminó pausadamente hacia la puerta, le echó llave y guardó la llave en su bolsillo. Luego extrajo el arma de su chaqueta y la colocó, también pausadamente, sobre la mesa.
El rostro del marinero se tornó colorado; de un salto se puso de pie y tomó su bastón. Después de esto volvió a caer en el asiento con todo su cuerpo temblando. Quedó callado, y yo sentí pena por él.
-Amigo- le dijo Dupin con voz amistosa-. No se asuste, no le haremos daño alguno. Le doy mi palabra como caballero y como francés que no intentaremos hacerle daño. Sé bien que usted no es responsable por la muerte de las dos mujeres, pero no sería inteligente de parte suya decir que no sabe nada. La situación es la siguiente: usted no ha hecho nada que pudo evitar, nada que lo pueda incriminar. Ni siquiera ha robado en momentos que pudo hacerlo. No tiene nada que ocultar. Al mismo tiempo usted es un hombre honorable, y por esto mismo debe confesar todo lo que sabe. Hay un hombre en prisión en este momento a quien le han acusado por asesinato; él debe ser liberado.
Al terminar Dupin de decir estas palabras, el marinero pareció sentirse mejor, aunque su inicial expresión de alegría se disipó del todo. Atinó a decir:
-Con la ayuda de Dios, le diré todo lo que sé sobre este asunto, aunque no creo que ustedes crean ni la mitad de lo que les voy a decir. No soy culpable de nada, pero les diré todo aunque me cueste la vida.
Esto es lo que nos dijo: él había capturado al orangután cuando estuvo en las Islas Indias del Este. Trajo la bestia a Francia con gran dificultad con el objeto de venderla. El la había asegurado bien en una habitación vacía de su casa en París.
El día del asesinato, había retornado de una fiesta casi en la madrugada y se dio con la ingrata sorpresa de que el orangután había roto la puerta y escapado. Lo encontró sentado frente a un espejo y con una filuda navaja de afeitar en su mano. Trataba de afeitarse. Cuando él vio el arma tan peligrosa en manos de tal bestia salvaje, el hombre cogió un látigo con el cual lo controlaba siempre. El animal al verlo escapó muy rápidamente del cuarto y bajó por las escaleras; a través de una ventana se fue hacia la calle llevando aun la navaja.
El francés lo siguió desesperadamente. Las calles estaban muy tranquilas ya que era aproximadamente las tres de la mañana. El hombre llegó a alcanzar a la bestia, pero dio vuelta por una calle estrecha a la espalda de la calle Morgue. Le llamó la atención una luz que salía de la ventana abierta del piso de Madame L'Espanaye. El orangután se metió a la casa, vio el tubo y trepó hacia arriba con gran facilidad, cuando llegó a la parte superior del tubo, dio un salto hacia la hoja de la ventana abierta y giró directo hacia la cama. La ventana fue nuevamente tirada hacia afuera por acción de la bestia al dejarla. Todo este movimiento, desde el suelo hasta su entrada a la cama, duró menos de un minuto.
Mientras tanto el marinero empezó a sentirse más relajado y ansioso, aun tenía la esperanza de atrapar al animal ya que según lo sucedido, era difícil que hubiera escapado del edificio a excepción del tubo. Al mismo tiempo, se intrigaba por saber qué hacía el animal dentro de la casa. Después de un momento él decidió seguir a la bestia. Por ser marinero no tenía dificultad en trepar por el tubo, pero cuando llegó hasta la altura de la ventana, la cual quedaba a su izquierda y lejos de su alcance, no pudo avanzar más. Todo lo que pudo hacer fue encorvarse para poder mirar que había dentro de la habitación. Lo que vio le causó un gran shock que casi lo hace caer; madame L'Espanaye y su hija habían estado escogiendo algunos vestidos de un cajón cuando el animal cayó sobre ellas. Eso explica los terribles gritos que se escucharon y que despertaron a los vecinos de la calle Morgue.
El orangután cogió a madame D'Espanaye por los pelos como si le fuese a afeitar su cara. Ella se defendió desesperadamente; eso hizo que el animal se enfureciera tanto que le dio un sólo tajo con la navaja que casi le desmembró la cabeza. La vista del charco de sangre hizo que el animal perdiera aun más el control y se abalanzó sobre la muchacha. Con sus poderosos dedos le apretó la garganta a la vez que le mostraba sus dientes y echando fuego por sus ojos. Apretó la garganta de la muchacha hasta que murió. Después de esto, el orangután volteó hacia la ventana y vio a su amo que lo miraba desde la parte exterior de la ventana. Esto hizo que el animal cambiara su enojo por temor, temor al látigo. El orangután como loco se movió por entre los muebles que quedaban destrozados tras sus pasos sin encontrar escape, cogió el cuerpo de la muchacha y lo empujó por la chimenea, donde fue encontrado al final. Luego recogió el cuerpo de la señora y lo tiró por la ventana.
El marinero, sobrecogido y muy asustado, había tratado de calmar al animal. Sus palabras, junto con los fieros sonidos de la bestia, eran oídos por la gente que entró a la casa. Pero él falló por completo en su intento. Lleno de temor se deslizó hacia abajo por el tubo y se fue a su casa de inmediato con la esperanza de nunca más ver a ese orangután.
Aparte de esto, hay muy poco más que agregar. La bestia es posible que haya escapado del piso de la señora D'Espanaye de la misma manera como Dupin lo describió. Seguramente cerró la ventana después que salió. Después el animal fue re-capturado por el marinero y vendido a la Sociedad de Animales de París por una buena suma de dinero.
El empleado Lebon fue inmediatamente dejado en libertad cuando Dupin explicó todo al Jefe de la Policía. Este oficial, aunque muy amigo de Dupin, se enojó un poco y sintió verguenza por el modo como terminó el caso. Mientras dejábamos su oficina, le oímos decir que para otra ocasión esperaba que dejaran a la policía hacer su trabajo sin interferencias.
A Dupin no le pareció necesaria dar una respuesta al oficial en jefe.
 FIN








   Estamos prácticamente comenzando el nuevo curso y, al explicar el Romanticismo en cuarto de ESO se me ha ocurrido dejaros aquí estas ideas que pueden completar la visión que estamos dando en clase.

    El Romanticismo, como estamos viendo, llegó prácticamente a toda Europa y en muchos países aparecieron muy importantes poetas  algunos de los cuales muchas veces no se estudian, pero que merecerían nuestra atención. 

   Así, en Polonia sobresale Adam Mickiewicz; en Rumanía, Mihai Eminescu; y en Suecia, Esaias Tegnér.
  El adiós de Puskin al mar. Autor:
Ivan Aivazovski
   En Rusia, la figura clave es Alexander Pushkin (1799-1837) iniciador de la literatura rusa a través de sus poemas líricos y épicos, obras de teatro, novelas y relatos breves. 
   Ha sido considerado el poeta nacional de Rusia. Su poesía lírica y su prosa, sencilla y sincera, influyó significativamente en varias generaciones de escritores rusos posteriores. 

Probablemente su obra maestra sea la novela en verso Eugenio Onieguin (1823-1831), historia de amoríos y desplantes de un héroe muy cercano al "Don Juan" de Byron. 

Espero que disfrutéis leyendo el siguiente breve poema:
 
"Yo te amé y el amor aún, quién sabe,
no se extinguió en mi alma por entero.
Pero no dejes que te turbe más,
yo darte pena con mi amor no quiero.
Yo te amé sin palabras ni esperanzas,
torturado de celos y temor;
yo te amé verdadera y tiernamente.
Quiera Dios que otros te amen como yo"





 

 De entre nuestros autores sin duda el que sobresale es el sevillano Gustavo Adolfo Bécquer, de él leeremos algunas de sus leyendas, hemos empezado por El miserere, la comentaremos en clase pero, si os animáis aquí os dejo un enlace con una adaptación de la historia. 


http://youtu.be/LmfjIipC0SE

















Junto con él estudiamos a Espronceda, aquí os dejo su archiconocida Canción del pirata.


http://youtu.be/JqE7GV6CvxA


 CURSO 2012-2013



A continuación os dejo el comentario del poema de Góngora que habéis entregado para que, cuando os lo devuelva podáis comprobar en qué os habéis equivocado o qué os falta.

Pongo el poema para que lo recordéis:


Mientras por competir con tu cabello
Oro bruñido al sol relumbra en vano,
Mientras con menosprecio en medio el llano
Mira tu blanca frente al lilio bello;

Mientras a cada labio, por cogello,
Siguen más ojos que al clavel temprano,
Y mientras triunfa con desdén lozano
Del luciente cristal tu gentil cuello,

Goza cuello, cabello, labio y frente,
Antes que lo que fue en tu edad dorada
Oro, lilio, clavel, cristal luciente,

No sólo en plata o vïola troncada
Se vuelva, más tú y ello juntamente
En tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.


Estamos ante un soneto de Góngora, escritor español perteneciente al barroco literario, siglo XVII. Es uno de los sonetos más conocidos del poeta cordobés en el que se nos muestran sus magníficas dotes para la poesía y el uso de los recursos literarios así como, muestra muy representativa de la poesía culterana de la que Góngora es el maestro por excelencia.



El argumento del poema es clásico de la época y utiliza además uno de los tópicos más importantes de los siglos de oro y que ya hemos visto en otro poema que también hemos comentado del siglo pasado “en tanto que de rosa y azucena” de Garcilaso de la Vega. El poeta describe la belleza de una joven teniendo como modelo el canon de belleza femenino del Renacimiento, donde la dama es objeto de contemplación. Comienza por el cabello que tiene que ser dorado como el oro, la piel blanca como el lirio, sus labios rojos como el clavel y, por último su cuello erguido y frágil como el cristal. Una vez terminada la descripción de la muchacha el autor la anima para que aproveche su juventud ya que es efímera y, finalmente todo terminará en nada.

El tema del poema podría resumirse en el tópico de Carpe Diem, disfruta tu edad dorada.



En cuanto a la estructura externa tenemos catorce versos, dos cuartetos y dos tercetos con versos endecasílabos y rima consonante ABBA-ABBA-CCDC-DCD. Como ya hemos estudiado nos encontramos con un soneto donde tenemos algunos versos encabalgados (el tercero del primer y segundo cuarteto y, el segundo y primero y segundo de los tercetos). Señalar la diéresis que se produce en el primer verso del segundo terceto “vïola” donde hemos de separar el diptongo para contar once sílabas métricas.



Si atendemos a la estructura interna el poema se puede dividir en dos partes, la primera serían los dos cuartetos pues en ellos se nos describe, como hemos comentado, la belleza de la joven. Es interesante observar cómo se va deteniendo en presentarnos los elementos físicos de la mujer comparados con otros hermosos de la naturaleza; la segunda, son los dos tercetos donde se expresa el carpe diem, hay que gozar de lo que se tiene mientras que se pueda.



Desde el punto de vista formal podemos observar cierta diferencia con respecto al poema al que hemos aludido antes, el de Garcilaso pues ahora el estilo es más recargado y grandilocuente, como corresponde a la época barroca. Los recursos se suceden en este poema en el que encontramos por ejemplo, anáforas “mientras” “mientras” “y mientras”. Metáforas manidas como el cabello de oro, la frente de lirio, los labios son claveles y, el gentil cuello, frágil como el cristal, en todas ellas aparecen adjetivos epítetos. El hipérbaton, otro de los recursos más habituales del momento es usado en abundancia en el poema, por ejemplo en el segundo terceto. Enumeraciones como en el último verso. También en este último verso aparece una aliteración, se repite la “n”. “Mira tu blanca frente el lirio bello” donde aparece la personificación. En resumen, numerosos adjetivos y figuras literarias que dan al poema un estilo recargado y complejo en su forma ya que el contenido es fácil de entender.


Finalmente y, a modo de conclusión el poema me gusta mucho por la calidad de estilo, el vocabulario y los recursos que utiliza el autor. También el tema que plantea me parece muy actual, porque en esta época en la que estamos, inmersos en una sociedad que nos lleva sin parar de un lado a otro, en un mundo en el que ya no existen las individualidades, en el que trabajamos y trabajamos para conseguir dinero, en el que nos interesa básicamente lo material, es necesario pararse a pensar en lo que nos cuenta Góngora, la fugacidad de la vida, el tiempo pasa rápido y, si no aprovechamos veremos la juventud pasar y, cuando queramos echar la vista atrás será demasiado tarde, por tanto: “Carpe diem”.




Cada año y en numerosas ocasiones hemos de responder a vuestra pregunta "maestra y eso de la literatura ¿para qué nos va a servir". Pues bien, aquí os pongo la explicación que uno de nuestros escritores más conocidos nos deja, espero que reflexionéis sobre lo que dice.

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La literatura es un tesoro infinito de sensaciones, de experiencias y vidas que están a nuestra disposición. [...] Gracias a los libros nuestro espíritu puede romper los límites del espacio y del tiempo, de manera que podamos vivir al mismo tempo en nuestra propia habitación y en las playas de Troya, en las calles de Nueva York, en las llanuras heladas del Polo Norte, y podemos conocer a amigos tan fieles y tan íntimos como lo que no siempre tenemos a nuestro lado pero que vivieron hace cincuenta años o veintidós siglos. La literatura nos enseña a mirar dentro de nosotros y muchos más lejos del alcance de nuestra mirada. Quiero decir: es necesaria.” Antonio Muñoz Molina




     Aquí os dejo un poema de E. Alan Poe, uno de los más importantes escritores del Romanticismo, periodo literario que  estamos estudiando. 


   Vamos a trabajar las características del movimiento a partir de este y otros poemas.


Edgar Allan Poe
(Boston, 1809 - Baltimore, 1849)
Annabel Lee

Fue hace muchos y muchos años,
en un reino junto al mar,
habitó una señorita a quien puedes conocer
por el nombre de Annabel Lee;
y esta señorita no vivía con otro pensamiento
que amar y ser amada por mí.

Yo era un niño y
ella era una niña
en este reino junto al mar
pero nos amábamos con un amor que era más que amor
yo y mi Annabel Lee
con un amor que los ángeles sublimes del Paraíso
nos envidiaban a ella y a mí.

Y esa fue la razón que, hace muchos años,
en este reino junto al mar,
un viento partió de una oscura nube aquella noche
helando a mi Annabel Lee;
así que su noble parentela vinieron
y me la arrebataron,
para silenciarla en una tumba
en este reino junto al mar.

Lo ángeles, que no eran siquiera medio felices en el Paraíso,
nos cogieron envidia a ella y a mí:

Sí!, esa fue la razón (como todos los hombres saben)
en este reino junto al mar)
que el viento salió de una nube, helando
y matando mi Annabel Lee.

Pero nuestro amor era más fuerte que el amor
de aquellos que eran mayores que nosotros

de muchos más sabios que nosotros

y ni los ángeles in el Paraíso encima
ni los demonios debajo del mar
separarán jamás mi alma del alma
de la hermosa Annabel Lee:


Porque la luna no luce sin traerme sueños
de la hermosa Annabel Lee;
ni brilla una estrella sin que vea los ojos brillantes
de la hermosa Annabel Lee;
y así paso la noche acostado al lado
de mi querida, mi querida, mi vida, mi novia,
en su sepulcro junto al mar

en su tumba a orillas del mar.



Si pincháis en el enlace tenéis la canción y el vídeo que sobre el poema hizo el grupo musical Radio Futura.
 http://youtu.be/BuZMhbU5TPY










Estos apuntes completarán la visión de la literatura que estamos estudiando en PRIMERO DE BACHILLERATO.


Luis de Góngora y Argote 

(Córdoba, España, 1561-id., 1627) Poeta español. Nacido en el seno de una familia acomodada, estudió en la Universidad de Salamanca. Nombrado racionero en la catedral de Córdoba, desempeñó varias funciones que le brindaron la posibilidad de viajar por España. Su vida disipada y sus composiciones profanas le valieron pronto una amonestación del obispo (1588).

Luis de Góngora
En 1603 se hallaba en la corte, que había sido trasladada a Valladolid, buscando con afán alguna mejora de su situación económica. En esa época escribió algunas de sus más ingeniosas letrillas, trabó una fecunda amistad con Pedro Espinosa y se enfrentó en terrible y célebre enemistad con su gran rival, Francisco de Quevedo. Instalado definitivamente en la corte a partir de 1617, fue nombrado capellán de Felipe III, lo cual, como revela su correspondencia, no alivió sus dificultades económicas, que lo acosarían hasta la muerte.
Aunque en su testamento hace referencia a su «obra en prosa y en verso», no se ha hallado ningún escrito en prosa, salvo las 124 cartas que conforman su epistolario, testimonio valiosísimo de su tiempo. A pesar de que no publicó en vida casi ninguna de sus obras poéticas, éstas corrieron de mano en mano y fueron muy leídas y comentadas.
En sus primeras composiciones (hacia 1580) se adivina ya la implacable vena satírica que caracterizará buena parte de su obra posterior. Pero al estilo ligero y humorístico de esta época se le unirá otro, elegante y culto, que aparece en los poemas dedicados al sepulcro del Greco o a la muerte de Rodrigo Calderón. En la Fábula de Píramo y Tisbe (1617) se producirá la unión perfecta de ambos registros, que hasta entonces se habían mantenido separados.
Entre 1612 y 1613 compuso los poemas extensos Soledades y la Fábula de Polifemo y Galatea, ambos de extraordinaria originalidad, tanto temática como formal. Las críticas llovieron sobre estas dos obras, en parte dirigidas contra las metáforas extremadamente recargadas, y a veces incluso «indecorosas» para el gusto de la época.


«Honra me ha causado hacerme oscuro a los ignorantes, que ésa es la distinción de los hombres cultos».


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Francisco de Quevedo


Nació en Madrid el 17 de septiembre de 1580, de familia hidalga montañesa, hijo del secretario particular de la princesa María y más tarde secretario de la reina doña Ana, don Pedro Gómez de Quevedo. Se formó en el Colegio Imperial de los jesuitas y en la Universidad de Alcalá. Una estancia en Valladolid, mientras esta ciudad es sede de la corte, parece iniciar la interminable enemistad con Góngora, probablemente atizada por celos profesionales entre dos de las mentes más agudas (y atrabiliarias) de la época. En sus años de estudios mantiene correspondencia con el famoso humanista belga Justo Lipsio, y desarrolla su interés por las cuestiones filológicas y filosóficas, y su afición a Séneca y los estoicos. En diversos testimonios del tiempo se hallan referencias a su ingenio, a su defecto visual y a su cojera. Poco hay, en cambio, sobre su vida amorosa y más detalles de sus actividades al servicio del Duque de Osuna, que empiezan en 1613, y que le llevarán a desempeñar delicadas misiones diplomáticas, a menudo en la Corte española.
Diego Velázquez, El Conde Duque de OlivaresEstas actividades numerosas y agitadas terminan bruscamente con la caída de Osuna, conseguida por sus enemigos de la Corte: Quevedo fue desterrado a la Torre de Juan Abad, y luego encarcelado en Uclés, para ser reintegrado a la Torre, en donde hacía tiempo que mantenía un pleito por sus derechos de señorío sobre la misma. Regresa después a la Corte y se relaciona con los nuevos favoritos, especialmente con Olivares, con quien establece complejas ligaduras. Durante todos estos movimientos nunca deja de reñir con variados personajes del momento; Góngora, Pacheco de Narváez, Morovelli de la Puebla...; ni de escribir asiduamente en los múltiples territorios literarios en que se mueve: festivos, morales, políticos.
Un matrimonio poco exitoso en 1634, probablemente debido a la presión de la Duquesa de Medinaceli, nuevos pleitos, nuevos escritos... Y la prisión en 1639, por razones todavía no aclaradas del todo, que le mantendrá en San Marcos de León hasta poco antes de su muerte. Puesto en libertad en 1643 muere el 8 de septiembre de 1645 en Villanueva de los Infantes.


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Lope de Vega
(Félix Lope de Vega y Carpio, Madrid, 1562- id., 1635) Escritor español. Lope de Vega procedía de una familia humilde y su vida fue sumamente agitada y llena de lances amorosos. Estudió en los jesuitas de Madrid (1574) y cursó estudios universitarios en Alcalá (1576), aunque no consiguió el grado de bachiller.
Debido a la composición de unos libelos difamatorios contra la comedianta Elena Osorio (Filis) y su familia, por desengaños amorosos, Lope de Vega fue desterrado de la corte (1588-1595). No fue éste el único proceso en el que se vio envuelto: en 1596, después de ser indultado en 1595 del destierro, fue procesado por amancebamiento con Antonia de Trillo.
Estuvo enrolado, al menos, en dos expediciones militares, una la que conquistó la isla Terceira en las Azores (1583), al mando de don Álvaro de Bazán, y la otra, en la Armada Invencible. Fue secretario de varios personajes importantes, como el marqués de Malpica o el duque de Alba, y a partir de 1605 estuvo al servicio del duque de Sessa, relación sustentada en una amistad mutua.
Lope se casó dos veces: con Isabel de Urbina (Belisa), con la que contrajo matrimonio por poderes tras haberla raptado antes de salir desterrado de Madrid; y con Juana de Guardo en 1598. Aparte de estos dos matrimonios, su vida amorosa fue muy intensa, ya que mantuvo relaciones con numerosas mujeres, incluso después de haber sido ordenado sacerdote. Entre sus amantes se puede citar a Marina de Aragón, Micaela Luján (Camila Lucinda) con la que tuvo dos hijos, Marcela y Lope Félix, y Marta de Nevares (Amarilis y Marcia Leonarda), además de las ya citadas anteriormente.




 El hombre medieval concibe la vida como un valle de lágrimas. La muerte era considerada muchas veces como la liberación del hombre.

El hombre renacentista concibe la vida como una etapa en la que hay que disfrutar antes de que llegue la muerte.


Para el hombre del Barroco la vida se convierte en pesimismo y desengaño; el hombre ve el mundo como un conjunto de falsas ilusiones que acaba con la muerte.

Situación Política Durante la Edad Media, el poder real estaba muy debilitado; necesitaban ayuda de los nobles para sus campañas militares.

En el Renacimiento se fortalece el poder real. El dueño absoluto es el monarca, y los nobles se convierten en cortesanos.

España, que había sido la potencia más importante del mundo, se hunde en un total fracaso y nuestro imperio termina con los últimos reyes de la casa de Austria.

Se entiende por Barroco la evolución que sufre el arte renacentista, que culmina en el siglo XVII cuando las obras de arte se recargan con adornos superfluos y los temas se centran en el desengaño y el pesimismo.

El escritor del Barroco pretende impresionar los sentidos y la inteligencia con estímulos violentos, bien de orden sensorial, sentimental o intelectual. Para lograr lo anterior, recurre a un lenguaje ampuloso y retorcido, que dificulta muchas veces la comprensión.

A continuación tenéis este cuadro en el que se amplían un poco las características que vienen en vuestro libro sobre las dos corrientes poéticas del barroco: el conceptismo y el culteranismo.


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CULTERANISMO
CONCEPTISMO
Corriente literaria que cultiva la forma de las palabras dejando en un segundo plano su contenido y pretende crear un mundo de belleza, impresionando para ello los sentidos con los más variados estímulos de luz, color, sonido y con un lenguaje ampuloso y culto. Corriente literaria que profundiza en el sentido o concepto de las palabras; se puede definir como una agudeza mental que da preferencia a las ideas con el fin de impresionar la inteligencia o el deseo de decir mucho con pocas palabras.
Recursos
Recursos
- Abuso de la metáfora con el fin de crear un mundo de belleza absoluta: Puertas de rubíes en lugar de labios.
- Uso frecuente de cultismos: palabras tomadas del latín o del griego: Argentar en lugar de platear; tórrido, umbroso, áureo...
- Abuso del hipérbaton. Consiste en alterar el orden de una oración, con lo que se llega a hacer difícil su comprensión: Un torrente es su barba impetuoso, en lugar de: su barba es un torrente impetuoso.
- Uso de palabras parónimas. Es decir, palabras de un sonido parecido y diferente significado; con lo que logran impresionar y llamar la atención sobre nuestros sentidos: Nubes-naves.
- Frecuentes metáforas, no con el fin de embellecer, como el culteranismo, sino para impresionar la inteligencia: Lumbre por pecado.
- Juegos de palabras: utilización de una misma palabra con significados diferentes: "Salió de la cárcel con tanta honra, que le acompañaron doscientos cardenales, sino que a ninguno llamaban eminencia". (Quevedo.)
- Estilo breve y conciso, que se logra mediante la elipsis o eliminación de palabras. Aplican el refrán: "Lo bueno, si breve, dos veces bueno".
- Antítesis de palabras, frases o ideas, con el fin de impresionar y agudizar la mente: "Mi negra capa, ya blanca por los pecados".
Máximo representante
Máximo representante
Luis de Góngora y Argote
  

 
Francisco de Quevedo y Villegas




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